A la pura y limpia Concepción

 

Adriano del Valle

 


Qué purísima en el cielo 
su pureza virginal, 
pura y limpia concebida 
por designio celestial! 
Qué vislumbres de celajes! 
Qué de azul honestidad!... 
Ángeles suben y bajan, 
unos vienen y otros van, 
injertando en rosas místicas 
los rosales de Judá. 
Pura y limpia esta Maria, 
sin pecado original, 
como en parto de azucenas 
o de flores de azahar, 
nació el Verbo de su vientre 
con azul diafanidad, 
sin romperlo ni mancharlo 
cot-no el sol por el cristal. 
La serpiente desterrada 
en un clima azul esta, 
grato el cuervo que a San Pablo 
por el aire llevo el pan. 
Suena el ciervo con Maria, 
suena el buey con el portal, 
y las astas se convierten 
en las ramas de un rosal. 
Con Maria en sueno bíblico 
viene Job, y al despertar 
ve que en lirios y azucenas 
le florece el muladar. 
Suena el pez, suena Tobías, 
¡sueña todo el santoral!