Anunciación

 

Antonio López Baeza

 

 

Vino, no se supo cómo, 
el ángel a la Doncella, 
y su cintura delgada 
se preñó del Sol y estrellas.

Ave Maria, dijo el ángel 
-temblaba la luz afuera, 
y dentro sonaban ecos 
de celestiales promesas. 

(i Cómo cantaba la Gracia 
enardeciendo la escena, 
con voces nunca escuchadas, 
con músicas no terrenas !)

Ave Maria..., y la Virgen 
se sintió camino y puerta 
por los que Dios penetraba 
senderos de vieja pena. 

-Heme aquí, tierra labrada 
para esa tan alta siembra, 
para ese tan dulce fruto 
que en tus palabras alienta. 

El ángel volviose al cielo 
sin dejar rastro ni huella, 
y con tan augusto peso 
María quedó en tinieblas.

Quedo Maria en asombro
(la tarde caía lenta...), 
mientras crecía de su sangre 
la Humanidad hecha Nueva.