Santa María de los Buenos Ayres

 

Claudio Serra Brun

 

 

Se abren los caminos de lo que fuí.
Se abren las horas, el aire en la cara
Se abre la luz esperada
de los amaneceres:
La promesa de eternidad de la infancia.
Iba de la mano de tí, mi Dios,
Jesús tan alto y vivo,
Y más arriba de Tí, esperando,
la recordada en las húmedas frondas
del silencio,
la presentida al soslayo,
la mano que baja
y se posa en mi frente,
la Madre de Luz que me cuida
desde el día repentino
en que me encontré solo
y un vaho desconocido
pasó a mi lado y dijo:
" Soy Amor, ven ".

( Buenos Aires, Argentina.).