Pilar  (Soneto)

 

Federico Acosta

 

Cuando le hizo su ardor "Hijo del Trueno"
nuestra sangre fogosa le atraía, 
porque solo en España, hallar podía 
el mismo ardor de que él estaba lleno.

Y al unísono ardor los corazones
de la España y San Yago se fundieron,
y así entonces a Cristo defendieron 
con la espada y la fe, como razones.

Por este ardor, la Virgen complaciente, 
legó a España el magnífico Pilar, 
el símbolo de fe y amor ardiente

en que aprenden los hombres a rezar; 
que es sotén de la raza más valiente 
con que el mundo jamás pudo soñar.