Nuestra Señora de los Dolores

Antonio Rodríguez  Mateo

 

 

Los esteros de la ría,
sus aguas están dejando,
sale su Cofradía,
y la Señora sigue llorando,
el trono en que la veían,
lleva su palio volando,
y sus aguas van a porfía,
por consolarle su llanto.

Varales de agua clara,
palidecen a su vera,
porque lleva en la cara,
un dolor que desespera,
bajo presea de filigrana,
y colores de azucenas,
va la Reina Soberana,
angustiada por su pena.

Señora de los Dolores,
hermosa flor mañanera,
verte produce clamores,
en una Huelva que espera,
a tu trono de primores,
por balcones y aceras,
para darte sus amores,
porque todos te veneran.

El Viernes de Dolores,
preludio de la Pasión,
caminas entre fervores,
y entre inmensa devoción,
rodeada de corazones,
martirizados por el dolor,
de verte sin colores,
por morir tu Concepción.

La tarde del Martes Santo,
sigues la horrible señal,
que a tus ojos da llanto,
y a tu pecho da puñal,
llevas azul el manto,
y quebranto en el mirar,
donde se refleja el espanto,
que enturbia tu caminar.

Transido va tu corazón,
y el alma llevas dolorida,
viendo cómo tu Anunciación,
acaba de perder la vida,
su costado es desesperación,
y los clavos son tus heridas,
el fruto de tu afirmación,
sobre la cruz está prendida.