Madre de Misericordia

Antonio Rodríguez  Mateo

 

 

¡Ay!, tarde del Lunes Santo,
reflejos de sol y luna,
se producen en el llanto,
inmaculado y casto
de María, Madre Pura.
Anuncio de gracia llena
por el ángel recibiste,
de Misericordia plena,
para ser Virgen nazarena,
ante el "fiat" que le diste:
Aquí está su esclava,
tu palabra cumplasé
y que mis puras entrañas,
las tome para morada,
el Santo Hijo de Yahveh.

¡Ay!, Santísima María,
Madre de Misericordia,
lleva las manos cautivas,
el Hijo que tomó vida,
ante el "fiat" de tu gloria".
Quiero mitigar tu dolor,
aliviar tu llanto quiero,
ofreciendo el corazón,
ante el Cautivo, mi Dios
y tu encarnado Verbo.

Con fuerza se han clavado,
siete espadas en tu pecho
y tu rostro inmaculado,
se ha puesto demacrado
con dolorido entrecejo.
De rodillas a tus plantas,
quisiera ser tu escabel
y pedirte Madre Santa,
que la noche que me espanta,
nunca la llegue a conocer.
Reina de la Hispanidad,
bajo tu palio carmesí,
hoy te vengo a implorar,
mi alma quieras cobijar
y la dejes junto a Ti.