Nacimiento de María

Antonio Rodríguez  Mateo

 

 

Gozo y algarabía
despiertan el amanecer,
anunciando nuevo día,
hasta la tierra venía,
la elegida de Jahveh.
Para Madre del Mesías
y parturienta de Belén,
en una cueva muy fría,
porque posada no había,
tras abandonar Nazaret.
Virgen e Inmaculada,
por siempre Ella sería,
de la Trinidad amada
y además glorificada
con el nombre de María.
Puro arroyo cristalino
en cauce de agua viva,
para el Cordero Divino,
Santísimo Jesucristo,
Luz y tierra prometida.
Por San Gabriel anunciada,
la Encarnación de Verbo,
en su virginal entraña,
al ser del Padre esclava
y Madre del Hijo Maestro.
Haced lo que Él os diga,
dijo en bodas de Caná.
para que en mesa servida,
el agua de nuestra vida,
fuese vino de consagrar.
Santa de entre las santas
y de las vírgenes Maestra,
Aurora que se levanta
y la Gloria nos alcanza,
con el SÍ de su grandeza.
María al mundo vino,
para ser Madre de Jesús,
Nuestro Cordero Divino
y verdadero camino,
hasta el Cielo por la cruz.
Excelsa Reina de Sión,
bajo la cruz proclamada,
por su Hijo el Redentor
e inmensidad de amor,
a Humanidad salvada.