Buenos días para María

 

Federico Nazar

 

 

Te pido, dulce Madre mía,
que perciba tu compañía,
cada momento de este día
y lo que queda de mi vida. 

Que tu suave pedagogía,
a la Gracia, muestre la vía.
Llévame al Niño-Mesías
y a su Santa Eucaristía.

Que tu ejemplo sea mi guía
al Cielo, que espera arriba:
sencillez, pureza, alegría,
humildad y sabiduría.

Que me proteja tu cobija,
de la tentación egoísta.
No me apartes de tu vista.
Tu presencia me santifica.

Que tu silencio hoy me diga
cómo sufrir con valentía,
para amar hasta la fatiga
pero sin perder la sonrisa.

Te ofrezco toda mi almita,
mi trabajo, penas y dicha.
Sé que todo lo que recibas,
lo compartes y multiplicas.

Te agradezco tanto, María,
tu permanente cercanía,
y el Rosario, que me inspira
una Fe contagiosa y viva.

Tu mirada, que ilumina
la oscuridad y la mentira.
Tu manto, que me abriga
de la maldad y la falsía.

Quiero cantar tu melodía,
que me llena de ambrosia.
Por tu entrega caritativa,
te quiero mucho madrecita.

Amén.