Virgen de la Soledad

 

María Sánchez Fernández

 

 

Tu soledad..., silencio
del mustio atardecer sombrío y triste.
¡Tu soledad..., silencio!

Silencio en los latidos de la pena
que brotan de tu adentro,
y esa actitud serena
que aguarda la venida del encuentro
con esperanza plena.

Tu soledad..., belleza
en el rostro de mística hermosura.
¡Tu soledad..., belleza!

Belleza que recuerda manantiales
de plata en luna llena,
y el oro en los trigales
mecido por el céfiro que suena
a dulces madrigales.

Tu soledad..., es canto
del agua pura en fuente cristalina.
¡Tu soledad..., es canto!

Es canto como arrullo de paloma.
Como el decir del río.
Como la flor que toma
su beso del rocío
e invade tu ternura con su aroma.

Tu soledad..., mi pena
que anega plenamente mis sentidos.
¿Tu soledad..., mi pena!

Del libro “Júbilo, Pasión y Gloria