Nuestra Señora de las Angustias

 

María Sánchez Fernández

 

 

¡Cómo me duele el alma , madre mía!
Me duele al verte lirio desgajado
que en doloroso gesto se ha inclinado
arrullando a una blanca rosa fría.

Me duele, Madre, verte en la sombría
tarde en la que una nube ha derramado
su dolor, en un llanto tan callado
que endulza las angustias de este día.

Me duele tu pesar y tu ternura
acunando los miembros desgarrados
de Aquél que fue un dechado de templanzas.

Me duele tu piedad, que en hermosura
es el alba en sus gozos azulados.
¡Cómo sabe de dulces esperanzas!

Del libro Júbilo, Pasión y Gloria