El rosario de mi abuela
 

Sergio Maldonado Tapia

 

 

Cae la tarde, son las seis,
y en tanto que cuenta a cuenta
va mi mano desgranando,
va mi mente recordando
el rosario de mi abuela.

En la casa larga y grande
como si hoy fuera ese día:
a tres cuartos la cocina.
Desde allí veía
si llevaba un Padrenuestro
y sus diez Avemaría,
que rezara el ofertorio
y después la letanía.

Así rezaba el rosario
con infantil devoción,
meditando los misterios
de mi santa religión.

De esas cosas de la vida
el rosario lo olvidé.
No es que lo haya perdido,
es que ya no lo recé.

Abuelita, hoy te recuerdo:
Me diste una gran herencia,
me enseñaste lo profundo,
insondable por la ciencia.

El rosario de mi abuela,
el de cuentas desgastadas...
con el que mi abuela un día
me fue enseñado a rezar...
y a conocer a María.