María. ¿Quién es?
Alejo
Fernández Pérez
Desde
que Jesús en la cruz, agonizante, se dirigió a su madre con las palabras
“Ahí tienes a tu hijo” y a Juan, el apóstol, con “Ahí tienes
a tu madre”. La Iglesia consideró a María como la madre de todos los
hombres y mujeres de todos los tiempo.
De
María los católicos podemos decir ¿quién es y no quién fue porque para
nosotros sigue viva. A pesar de lo poco que dicen los Evangelios, se han
escrito miles de libros sobre ella, se siguen escribiendo y seguimos
hablando como impulsados por una
necesidad irrefrenable de amor a nuestra madre. Pero, ¿Cómo
sienten y piensan de María hoy los católicos y no católicos? Veamos
someramente lo que opinan cuatro escritores:
MARÍA
Y LOS MUSULMANES
María
une a cristianos y católicos, es la afirmación que hizo Juan Pablo II,
confirmada por la teóloga musulmana iraní Sherazade Hushmand. Esta En una
entrevista reconoció que:
“En
este momento en que se agudiza el conflicto en Oriente Medio, en el que están
implicados cristianos, musulmanes y judíos, la figura de María se revela
como un sorprendente punto de encuentro.
En
el Corán se presenta a María como María Inmaculada. En la tercera sura,
de los versículos 34 en adelante, el Corán habla de este aspecto de María,
de esta pureza suya total.
En
un versículo, a propósito de María, se habla de libertad. La mujer de
Hemram, que es la madre de María, reza a Dios diciendo: «Dios, yo te
dedico aquella que tengo en el seno y la dedico para que sea libre, libre en
absoluto». Esta palabra se usa sólo una vez en el Corán y sólo para María.
Esta libertad es una libertad absoluta de todo aquello que puede ser visto
como pecado, como un mal, como un fallo, como una debilidad. María es pura
de todo esto. Y luego viene la afirmación de Dios: «Yo lo acepto».
--Sherazade
Hushmand: En el capítulo 66, último versículo, el 12, el Corán dice:
«¿Queréis que yo os dé un ejemplo de fiel a seguir, válido para todos
los creyentes del mundo?». Allí se propone como ejemplo a María. Esto es
fortísimo. Así nosotros la seguimos, teniendo siempre confianza, incluso
en las dificultades o frente a las cosas que no logramos comprender. Como a
ella, que se le pidió tener un hijo, lo dice el Corán, sin un padre
material, sin un padre físico, y ella tuvo confianza y siguió adelante.
Así,
como ella, nosotros la tomamos como modelo y nos fiamos de Dios totalmente,
incluso en los momentos difíciles y duros de la vida.
MARÍA
Y LOS CATÓLICOS
Los
católicos constituyen una fuente permanente de escritos sobre la Virgen.
Hace poco Vittorio Messori lanza al gran público «Hipótesis sobre María»
En
una entrevista concedida a ZENIT.org con este motivo Messori profundiza en
el “abismo de misterio” que representa la Virgen María y nos dice:
“María no es sino una humilde mujer de una humilde aldea. Para la sabiduría
del mundo, no es nada. Para la perspectiva de la fe es un abismo de
misterio: Es persona humana como nosotros y a la vez es instrumento
indispensable para el mayor acontecimiento histórico: la encarnación de
Dios mismo.
Ser
devotos marianos no es el hobby de creyentes sentimentales o ignorantes,
sino una exigencia irrenunciable para todo creyente. Todo lo que la Iglesia
ha dicho y dice sobre la Madre está, en realidad, al servicio de Cristo, en
defensa de su humanidad y a la vez divinidad.
Por
alguna ironía divina, esa Europa que no ha querido reconocer sus raíces
cristianas ha adoptado (¡sin darse ni cuenta!) una bandera en la que
destacan, en un fondo azul mariano, las doce estrellas que en el Apocalipsis
coronan a la Mujer en quien la fe ve a María.
No
sé qué pensar de ciertos «clérigos intelectuales» que rechazan o hasta
desprecian las devociones marianas. Pero, por fortuna, la persona normal no
lee a los teólogos «adultos» y «críticos», sino que sigue quedando
fascinada ante la posibilidad de que en un santuario una Madre
misericordiosa le espera.
El
Papa Benedicto XVI me decía que a la crisis de la mujer los cristianos debían
oponer un antídoto: María. En esa misma persona conviven las dos grandes
vocaciones femeninas: la virginidad y la maternidad. Si es bien entendido,
el culto mariano no sólo no es obstáculo, sino una ayuda preciosa para que
las mujeres reencuentren un camino que valore verdaderamente el misterio de
la feminidad.
MARÍA
Y LOS ATEOS
No
creen en Dios ni en la Virgen pero están tan obsesionados que no paran de
hablar y escribir sobre ambos. ¿Será que pretenden justificarse ante los
demás y ante si mismos? ¿Será que no están muy seguros de sus peregrinas
ideas? Si no creen en ellos ¿Por qué no se dedican a otra cosa y dejan de
perder su tiempo y el de los demás? Por lo general, sus escritos tienen
poco que ver con la Biblia o con la historia, pero bastante con la soberbia
y el rencor.
En Internet Eulogio
López nos relata como Juan Arias, teólogo particular de Jesús
Polanco en el País ha escrito un libro: “María,
esa gran desconocida”. Y a fe mía que lo es, especialmente por el tal
Arias. Entre otras cosas, resumiendo, nos
dice:
“María es la gran traición de la Iglesia Católica, que tuvo miedo hasta de
aprobar un documento sobre ella en el Concilio Vaticano II”. Yo
pensaba que si de algo ha hablado la Iglesia durante los siglos XIX y XX era
de la Virgen María pero ahora
descubro, ¡cuánto te debemos Juan
Arias!, que no, que la Iglesia
tuvo miedo a hablar de María en
el Vaticano II. Arias lo sabe por la Biblia, seguro.
¿Por
qué tuvieron miedo los padres conciliares? Arias
lo sabe. Resulta que no le dedicaron una constitución dogmática, por
ejemplo, “para evitar que fuera
aquella mujer implacable contra la injusticia del canto del Magnificat”.
Injusticia social, naturalmente, aunque uno juraría que el Magnificat
recoge viejos salmos judíos, y que tienen poco que ver con el Manifiesto
comunista.
Pues
no señor. Lo que los cardenales, machistas y neocom a partes iguales,
trataban de evitar era, lagarto, lagarto, que “María se convirtiera en el elemento femenino revolucionario del Cristianismo”.
Do you understain?…
Es
igual, la entrevista da muchas vueltas pero Arias
ha reservado la guinda para el final. Ojo al dat “Un día la Iglesia tendrá que aceptar que lo más seguro es que María
concibió a su hijo extraordinario como todas las mujeres, y que el dogma de
la Inmaculada Concepción no es otra cosa, como dice Enrique
Miret Magdalena (¿Por qué sentía yo que faltaba don Enrique?),
que el haber sido liberada del pecado
del mundo, es decir que fue una mujer contra los verdaderos pecados de la
humanidad: injusticia, violencia y atropello de los humildes”.
Ustedes
dirán que esto es un cúmulo de sandeces blasfemas,
pero estas son las que venden los teólogos de Jesús Polanco, en el diario El País , el de mayor difusión que
existe en España, perteneciente al grupo
multimedia que controla el discurso cultural imperante y que profesa el
racionalismo, el conocimiento científico como único dogma y la tolerancia
como única filosofía.
Por
cierto, Arias también ha
descubierto que María, además
de revolucionaria, ecologista y feminista, no fumaba, ni un solo pitillo,
oiga. Sólo que el Vaticano lo ha venido ocultando desde hace 20 siglos.
“Es
la Biblia, dice, la que está
llevando a los protestantes de vuelta a la madre de Cristo, pues
María está presente en los episodios principales de la vida de Cristo. Su
concepción y nacimiento ; la charla con los maestros de la Ley en el
templo; el primer milagro público en Caná de Galilea; y en la crucifixión.
Allí está ella en el principio y en el final. Y para aquellos estudiosos
de las Escrituras que están interesados en los arquetipos bíblicos o en
teología patrística, los paralelos son asombrosos.
Pasando
por alto la idiotez histórica del Código DaVinci, ¿quién sino la madre
de Jesús pudiera ser considerada el Arca del Pacto? Fue ella la que cargó
al Nuevo Pacto en su seno—de hecho ella fue creada para llevarlo a El…
En realidad, la única buena razón que hay para reconocer estas cosas es
que, básicamente, son verdad.
En
esta línea los pastores protestantes se sienten más a gusto predicando
sobre la Santísima Madre, los profesores en los seminarios protestantes
adornan sus paredes con la imagen de la Virgen. María es una fuente de
inspiración, dicen, es la primera cristiana y una mujer incomparable.
Parece
que algunas ramas protestantes están
redescubriendo a María—principalmente presbiterianos y metodistas, que
están entre las más liberales del mundo protestante. El paso de la devoción
mariana a la doctrina mariana en estos cuerpos eclesiales—por la razón
que fuera—no es una idea muy descabellada”. No es para tirar cohetes,
pero no deja de ser un buen comienzo. Y todo terminará bien si confiamos y
ponemos nuestras divergencias en las manos de María.
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