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Reflexiones
Marianas
Libro:
Es Cristo que pasa
San
Josemaría Escrivá de Balaguer
Por
Maria hacia Jesús
Si
buscáis a María, encontraréis a Jesús. Y aprenderéis a entender un poco
lo que hay en ese corazón de Dios que se anonada, que renuncia a manifestar
su poder y su majestad, para presentarse en forma de esclavo. Hablando a lo
humano, podríamos decir que Dios se excede, pues no se limita a lo que sería
esencial o imprescindible para salvarnos, sino que va más allá. La única
norma o medida que nos permite comprender de algún modo esa manera de obrar
de Dios es darnos cuenta de que carece de medida: ver que nace de una locura
de amor, que le lleva a tomar nuestra carne y a cargar con el peso de
nuestros pecados.
¿Cómo es posible darnos cuenta de eso, advertir que Dios nos ama, y no
volvernos también nosotros locos de amor? Es necesario dejar que esas
verdades de nuestra fe vayan calando en el alma, hasta cambiar toda nuestra
vida. ¡Dios nos ama!: el Omnipotente, el Todopoderoso, el que ha hecho
cielos y tierra.
Dios se interesa hasta de las pequeñas cosas de sus criaturas: de las
vuestras y de las mías, y nos llama uno a uno por nuestro propio nombre.
Esa certeza que nos da la fe hace que miremos lo que nos rodea con una luz
nueva, y que, permaneciendo todo igual, advirtamos que todo es distinto,
porque todo es expresión del amor de Dios.
Nuestra vida se convierte así en una continua oración, en un buen humor y
en una paz que nunca se acaban, en un acto de acción de gracias desgranado
a través de las horas. Mi alma glorifica al Señor —cantó la
Virgen María— y mi espíritu está transportado de gozo en el Dios
salvador mío; porque ha puesto los ojos en la bajeza de su esclava, por
tanto ya desde ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones.
Porque ha hecho en mí cosas grandes aquel que es todopoderoso, cuyo nombre
es santo.
Nuestra oración puede acompañar e imitar esa oración de María. Como
Ella, sentiremos el deseo de cantar, de proclamar las maravillas de Dios,
para que la humanidad entera y los seres todos participen de la felicidad
nuestra.
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