Me gusta que me miren

 

Padre Tomás Rodríguez Carbajo

 

 

Cada uno se imagina a la Virgen a su manera, a su aire, por eso vemos tanta variedad en las esculturas y en las pinturas de la Virgen.

Cada uno se la puede imaginar en un momento de su vida o bajo un aspecto cualquiera, esto no importa, lo que interesa es que María se fue, pero está presente en nuestra vida, por eso me gustan las imágenes de María en la que se refleja una inmensa sencillez, una dulzura maternal, una amorosa preocupación por nosotros, que continuamente la invocamos, que en apuros como niños desvalidos acudimos  a su regazo en busca de protección. Para mi esas imágenes de la Madre misericordiosa, las que tienen su mirada hacia abajo, hacia los hijos suplicantes, son las que más me gustan, pues, parece que están en continua complacencia hacia nosotros, así encontramos la Virgen del Seminario de Astorga, la del Seminario de la Bañeza, la de la antigua Casa de Ejercicios de las Escolapias, y muchas más que seria prodigio citar.

Me he fijado que en centros de formación de jóvenes y en colegios de nuestra y otras diócesis las imágenes de María están con esa mirada cariñosa y continua sobre esos jóvenes que parece necesitan de una especial protección de la señora. Mientras estamos en casa, nuestra madre siempre está encima de nosotros  diciéndonos lo que debemos hacer, por eso me gustan esas imágenes que me miran , ya que nuestra condición de mayores no nos quita el que nos sintamos siempre como niños.

Cuando uno sale de esos centros de formación se encuentra con imágenes sedentes románticas con una indescriptible serenidad y el Niño en brazos, mostrándonoslo, para que  también nosotros nos sentemos en su regazo, o se encuentra con el misterio de la Asunción o inmaculadas con miradas fijas en el cielo, recordándonos nuestros grandes y nobles ideales, o señalándonos la meta que debe de orientarnos siempre.

Toda criatura tiene su rasgo de belleza y más que nadie María. “Hecha de encargo” pro su mismo Hijo, por eso cualquier imagen de ella siempre está bien, pero personalmente me gusta que me miren.