Simplemente mírala

Padre Tomás Rodríguez Carbajo

 

Hemos oído muchas veces que orar es hablar con Dios, pero tal vez no hemos reflexionado sobre las distintas maneras que tenemos de hablar, es decir, de comunicarnos.

Todo nuestro cuerpo nos sirve para expresarnos y así lo hacemos con la postura que tomemos, con los gestos que hagamos, con la mirada que tengamos, etc...

Sabemos que nuestra oración vocal para que esté bien hecha debe acompañar al movimiento de labios la reflexión interior guiada o acompañada de los sentimientos.

Muchas veces decimos que “No hay mejor palabra que la que queda sin decir”, con lo cual estamos demostrando que nuestro silencio es elocuente.

¿Quién no entiende el lenguaje de la mirada? Es más expresivo, más inteligible y universal que el de las palabras.

Cuando el dolor es intenso muchas veces nuestro silencio se siente acompañado y arropado por la mirada.

Cuántas veces nos podemos quedar en el más íntimo diálogo, contemplando una imagen de María, sobre todo la que nos inspira más devoción, la que hemos usado más veces como trampolín para llegarnos a Dios.

Un trato de amistad no se agota en la palabra.

Nuestra mirada recorre los signos gráficos, los interpreta inmediatamente y nos hace poner en comunicación con el autor.

Qué fácil es mirar para comunicarnos y dejarnos mirar para escuchar! ¡Estamos en una época en que valora mucho lo audiovisual. Ya hace tiempo que la Iglesia nos ponía imágenes a nuestra consideración, para que nos sirvieran como medios para lanzarnos al diálogo con el ser a quien la imagen representa.

¿Quién no tiene a su alcance una imagen de María en casa, en su habitación, en su cartera, en una medalla colgada al cuello, etc...? si la tenemos no debe ser un simple adorno, sino un medio para dialogar con Ella, no hace falta muchas cosas, simplemente mírala.