Le faltan datos a María

Padre Tomás Rodríguez Carbajo

 

Si quisiéramos hacer una biografía de María nos resultaría imposible por la carencia de datos, que al respecto tienen los Evangelios, nos incompletos para cubrir el Documento Nacional de Identidad:
    Nombre: María (Lc. 2,17)
    Domicilio: Nazaret (Lc. 1,26)
    Estado: Desposada (Lc. 1,27)
La curiosidad humana haría un cuestionario interminable para llenar las páginas de las revistas, pues, hay que reconocer que María es la criatura más importante, después de su Hijo se entiende, es la mujer más nombrada y querida del mundo. Con su mismo nombre son conocidas actualmente muchas mujeres.
El pueblo de Nazaret es actualmente visitado por muchos peregrinos para conocer “in situ” el lugar donde María vivió y así conocer donde se realizó el misterio de la Encarnación.
Su oficio era compartido por la mayoría de las mujeres de aquel tiempo. 
Como todo es providencial en la vida, también el silencio respecto a los datos de María, aunque son pocos, tenemos más que suficientes para hacernos una idea de Ella.
Un dato evangélico es le nombre “María”. Para los israelitas el nombre significa la persona, si misión. Nos es incomprensible conocer exhaustivamente a María en su función de Madre de Dios, pues, siendo criatura, entra en la esfera de la divinidad, por eso con razón dice S. Luis Mª. Grignon de Montfort: “Dios Padre ha hecho un conjunto de todas las aguas y le ha llamado Maria (mar) ; ha hecho un conjunto de todas las gracias y se ha llamado María”.
Nos es imposible penetrar en la profundidad del nombre de María, ya que su realidad es conocida perfectamente sólo por Dios. El por el ángel la llama “llena de gracia”, con este nombre es conocida para Dios, esta es la tarjeta de identificación. Dios conoce a las personas por la obra que realiza en ellas, por la santificación.
Contrastando el parecer de la gente con el conocimiento interno que Dios tiene de cada uno de nosotros, nos daremos cuenta de lo equivocada que está muchas veces la gente.
Los significados que tiene el nombre de María son muchos y muy variados, cada uno de ellos tiene una matiz de la realidad.
Entre los Padres y los Doctores de la Iglesia se ha interpretado el nombre de María de diversas maneras, v.gr.:
   San Jerónimo enseña que significa “Señora”. ¿Quién mejor y más señora que María?. Lo fue de sí misma, pues, disfrutó de la total libertad, al no estar esclavizada por el pecado. También es Señora de los Ángeles y de la creación.
   “Nuestra Señora” así la llamamos los cristianos.
   San Bernardo dice que significa “Estrella del mar”. También se adapta este significado a la Virgen. En el tormentoso mar de nuestra vida, al mirar a la estrella, el invocar a María es lo que nos alienta, guía y anima.
Después del nombre de Jesús no hay más excelso e inefable que el de María, por eso hemos de llevarlo en los labios, en la mente y en el corazón.
La grandeza del nombre de María viene confirmada por el poder que manifiesta su invocación. San Germán de Constantinopla nos dice: “Por más furiosos que san los demonios en perseguir las almas, se ven obligados a soltar su presa al sólo nombre de María”.
En cualquier circunstancia en que uno se encuentre, sea adversas, hostil o peligrosa, la invocación del nombre de María proporciona paz en todo aquél que con fe y humildad la invoca.
Si de la abundancia del corazón habla la lengua, el nombre de María tendría que aflorar dignamente en los labios, limpiamente en la mente y ardientemente en el corazón; por la mañana para encomendarnos, por la noche para recogernos al calor de su regazo.
¡Qué pocas curiosidades sabemos de María y cuánto bien nos proporciona su nombre!.
La ficha a cubrir para ir al cielo no tiene que completarse con muchos datos reflejos de nuestro títulos, ocupaciones, hay sólo una casilla imprescindible: El estado de gracia. A María la conocía Dios como “la llena de gracia”.