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Nuestra Señora de cada día de la semana
Padre Tomás Rodríguez Carbajo
Miércoles
Nuestra
Señora de la compañía.
No
estamos solos en el mundo, nos cruzamos con muchas personas en la calle, nos
agrupamos en lugares de diversión, también convivimos con aquellos con
quienes no sólo compartimos el cobijo y la comida, sino también nuestras
inquietudes, problemas, ilusiones.
La
persona, aparte de su dimensión individual, tiene la social, y por lo tanto
una tendencia a salirnos de la soledad y compartir la compañía de las
personas que apreciamos y queremos.
Nuestra
relación viene marcada por la relación con las personas.
María
disfrutó de la compañía de personas a las que quería, v.gr. de José,
esposo modelo con quien compartió su vida familiar juntamente con Jesús.
¡Modelo de familia!. Se le llama “sagrada”, porque no solamente estaba
Dios presente en los corazones de José, “varón justo” (Mt. 1,19), y de
María, “la llena de gracia” (Lc. 1,28), sino porque realmente con
cuerpo y alma de persona humana, el Dios Encarnado vivía con ellos. Se
compenetraron tanto que cuando se perdió Jesús en el templo, una vez que
los dos se dieron cuenta de la pérdida, no cesaron de buscarle por todos
los medios.
María
no sólo buscaba la compañía de personas que le querían y a las que Ella
correspondía, sino que estaba a disposición de aquellos a quienes podía
ayudar, por ejemplo, en la visita a su prima Isabel, a cuyo servicio estuvo
como una “empleada de hogar”; en Caná tiene presente el inminente
bochorno en que pueden quedar unos recién casados y pone todos los resortes
que tiene a su mano para solucionar el problema.
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