Decimos
con gran cariño,
la Santísima Virgen María, y es porque es nuestra primera y gran
santa y tenemos gran necesidad de contemplarla, porque a través de
ella y de forma muy autentica, nos acercamos más a Jesucristo. Ella
es iluminación en el camino a su Hijo, seguir los pasos de
María, es llegar a Jesucristo y a través de El al Padre.
Para
ir descubriendo la hermosa santidad de María, debemos primero
adentrarnos en
la Palabra, en esta encontraremos mucho más de todo lo que
literariamente se puede decir, por ese motivo, a través de los
relatos de san Lucas y de san Juan, nos iremos dando cuenta de cómo
era ella, y porque es santa.
San
Lucas, nos presenta a la joven María, en el momento que el Verbo,
comienza a estar entre nosotros para cumplir su misión salvadora.
María, madre de Jesús, vivió y participo del misterio de su Hijo,
ella fue un alma unida a Jesús y quien vive unido al Hijo vive
también con el Padre. María convivió muchas experiencias junto a
Jesús, la experiencia pascual que su hijo iba realizando, para que
nosotros nos salváramos. Así María, es una mujer espiritual, no
podía ser de otro modo, ya que fue el reflejo de la espiritualidad
de su hijo.
María,
joven sencilla, sus palabras demuestran que tiene ingenuidad,
sinceridad e inocencia, no conoce la malicia, en plena anunciación,
ella le dice al Ángel, ¿Cómo puede ser eso, si yo soy virgen?,
habrá pensado como es posible, esto sin conocer varón. --- san
Lucas 1,34 --- Ella no esta objetando el hecho de ser virgen,
sino que esta preguntando algo de mucha importancia, porque esta
participando en la historia de la salvación. La conversación debe
haber sido muy suave, el Ángel le dice: Para Dios, nada es
imposible, --- san Lucas1,37 ---. Esto, porque el acontecimiento que
nos trae la salvación, es por una manifestación de Dios.
Tenemos
a veces la tendencia a pensar en una María tranquila y pasiva,
quitada de bulla, semi oculta de la sociedad donde vivía, pero no
era así. María sabía que para agradar a Dios, era necesario una
vida ejemplar, pero eso no significa que no tuviera ella una visión
profética, una visión salvadora, como lo demuestra en el Magníficat,
fragmento del evangelio, que nos presenta el cántico de María, el
que responde a una explosión de júbilo
en Dios, incubada desde que se había realizado en ella el misterio
de la encarnación. “El himno de María no es ni una respuesta a
Isabel ni propiamente una plegaria a Dios; es una elevación y un éxtasis”
y una profecía. María con su cántico se hace totalmente
disponible a la gracia, mostrándonos cuan grande es el deseo de
vivir para la santificación de los hombres.
María
estaba siempre junto a su niño, que crecía y se desarrollaba
lleno de sabiduría, y la gracia de Dios permanecía con él. ---
San Lucas, 2,40 ---. Podemos imaginar el gran amor y el tierno
cuidado por su hijo, ella que le había dicho al Ángel antes que se
fuera: ---Yo soy la servidora del Señor, hágase en mí tal como
has dicho---. San Lucas 1,38
San
Juan, no muestra a
la Virgen María, a través de Jesús, quien hablándole a sus discípulos
antes de la partida, les dice un ejemplo: La mujer se siente
afligida cuando está para dar a luz, porque le llega la hora del
dolor. Pero después que ha nacido la criatura, se olvida de las
angustias por su alegría tan grande; piensen: ¡un ser humano ha
venido al mundo! --- San Juan 16,21---, con lo que nos muestra como
el estaba empapado del amor de su Madre. En las últimas palabras de
Jesús en la cruz, dice ver a
la Madre y junto a ella al discípulo que más quería, dijo a
la Madre: --- Mujer, ahí tienes a tu hijo ---. Después dijo al
discípulo: --- Ahí tienes a tu madre --- San Juan 19,
25-27---
María,
la buena madre, unida más que nadie a Jesús, --- Cerca de la cruz
de Jesús estaba su madre --- san Juan 19,25 ---, esta también
unida como nadie a nosotros, como madre de todos los
cristianos. María, después de haber sido físicamente la madre de
Jesús, ha pasado ahora a ser nuestra madre espiritual.
La
santidad de María, concebida inmune del pecado original, de
naturaleza humana, bendecida entre las mujeres, Virgen
inmaculada, pudo hacer una vida distinta, sin embargo ella
libremente eligió vivir en plena solidaridad con Jesús.
Aunque
los Evangelios, no dedican comentarios sobre la experiencia personal
de María en muchas etapas de su vida, con lo poco que hay escrito,
sabemos mucho de ella, es así como sabemos de su visita a su prima
Isabel, sabemos de los difíciles momentos de duda de José su
esposo, el viaje a Belén, el nacimiento de su hijo Jesús, la huída
a Egipto, sabemos de sus angustias por la perdida de Jesús en el
templo y conocemos de su dolor al ver a su hijo camino a
la Cruz, la crucifixión y los últimos instantes de Jesús antes de
morir.
María,
participo en cada uno de los sucesos relevantes de la vida, de la
pasión, de la muerte y de la resurrección de Jesucristo, es decir,
participa en su misterio pascual. Si bien es cierto, que con el
bautismo recibido de Juan, Jesús abandona la casa familiar a los
treinta años, --- Jesús ya había pasado los treinta años de edad
cuando comenzó --- San Lucas 3, 23, María, en el silencio de
la buena madre, no abandona nunca espiritualmente a su Hijo, ni el a
su Madre, solo la separación que se produce con la muerte de Jesús
en la cruz. Y en la cruz, Cristo confía su madre al discípulo
predilecto y amado Juan.
La Virgen, ha estado desde su
gravidez hasta siempre amando a su Hijo Jesús, quien sabe muy bien
quien es su madre la que hace la voluntad de Dios, como dice en san
Marcos 3,33-35. Mientras Jesús estaba hablando, una mujer levantó
la voz de entre la multitud y le dijo: --- ¡Feliz la que te dio a
luz y te crió! --- y Jesus le replica: --- ¡Felices, pues,
los que escuchan la palabra de Dios y la observan!----. Entonces
decimos nosotros, feliz
la Virgen María, que hizo la voluntad de Dios. Feliz ella, que en
las Bodas de Cana les dice a los sirvientes: --- Hagan lo que él
les diga --- san Juan 2, 5, es decir nos pide que nos dejemos hacer
por Jesús.
María
tiene siempre en su corazón a su Hijo y las cosas de su Hijo,
cuando Jesús se perdió en el Templo, María le dijo: Tu padre y yo
hemos estado muy angustiados mientras te buscábamos, El les contestó:
--- ¿Y por qué me buscaban? ¿No saben que yo debo estar donde mi
Padre?--- luego Jesús entonces regresó con ellos, llegando a
Nazaret. Posteriormente siguió obedeciéndoles. Su madre, por su
parte, guardaba todas estas cosas en su corazón. Mientras tanto,
Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia, ante Dios y ante
los hombres. --- san Lucas 2, 48-52
María,
fue elegida por Dios, para vivir con Jesús y en Jesús el misterio
pascual de su Hijo, ella fue absolutamente privilegiada por Dios,
para que participara de un modo especial el misterio pascual de Jesús.
Ella concibió a Jesús antes "en su espíritu que en su
seno". (San Agustín).
Es
así como, la espiritualidad de María, se ubica de un modo especial
en la maternidad y en la participación de la existencia pascual de
Jesús, es así, como ella es para nosotros madre de nuestra vida
espiritual. Es decir, vida espiritual que nos empapa del misterio
pascual de Jesús, nos hace cambiar, nos transforma y, nos hace
unirnos fuertemente, aferrados por el Espíritu de Cristo, nos
convierte en dóciles al Señor, nos hace disponible al amor de Jesús.
La
disposición de Maria con Dios Padre y con Dios Hijo, es para
nosotros sus hijos nuestra meta de vida, porque ella no se dejo
guiar por su Espíritu, sino que por el Dios Padre y el del Dios
Hijo, con lo cual nos enseña y nos motiva, para que seamos un solo
Espíritu con nuestro Señor Jesús, del mismo modo como ella se
dejo vivir íntimamente por el misterio pascual del Cristo.
El
Espíritu de Jesús que obra dócilmente en María y ella ha vivido
una experiencia espiritual caracterizada por el continuo pasar del
vivir según la carne al vivir según el espíritu. Ella es la
inmaculada María es toda santa. Desde su concepción está inmune
de cualquier culpa y recibe la gracia de ser espíritu participando
en el misterio pascual de Jesús. De este modo es como, para
favorecer la obra del misterio pascual en su ser personal, ella se
abandona totalmente al Espíritu. Dijo María: --- Yo soy la
servidora del Señor, hágase en mí tal como has dicho ---. Es
decir, se muestra totalmente dispuesta a dejarse llevar por el Espíritu,
Es en lo interior de su ser donde
la Virgen María encuentra verdaderamente a su Dios.
María
totalmente dichosa dice: --- Proclama mi alma la grandeza del Señor,
y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador, porque se fijó en su
humilde esclava ---. San Lucas, 1,46 -- María es un ser
humilde ante Dios, y permanece humilde ante Dios Padre, ella esta
muy conciente que ante El no vale nada por si misma y dice --
deshizo a los soberbios y sus planes, Derribó a los poderosos
de sus tronos y exaltó a los humildes ---. San Lucas 1,53-.
Así es, como María permanece humilde ante Dios y reconoce que todo
lo que tenía era un don gratuito. --- El Poderoso ha hecho grandes
cosas por mí: ¡Santo es su Nombre!—San Lucas 1,49.
El
Evangelio nos muestra una María afable, agradable, afectuosa y
amable en el trato y en la conversación con los demás, así fue
ella y así es hoy, ella fue dulcemente amable con el Ángel, con su
prima Isabel, con su esposo José, y en especial con su Hijo Jesús.
Por eso, deducimos a través de los Evangelios, que su lenguaje es
de amor por el Padre, por su Hijo y por todos, con lo cual nos da
fuerza que no son creíbles los lenguajes de mensajes odiosos que
algunas veces nos pretenden hacer creer falsamente.
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