María verdaderamente murió

Congregación para el Clero, Vaticano

Muerte es la separación del cuerpo y el alma. La muerte es el término del estado de viadores, y puerta de la eternidad. 

Durante muchos siglos se afirmó que la Virgen Santísima no había muerto. O por lo menos se puso muy en duda su muerte.

San Epifanio es uno de los que la pusieron en duda. En los siglos modernos, antes de la definición de la Inmaculada, también hubo teólogos, como Álvaro de Cienfuegos, que sostuvieron la inmortalidad de María. Y aun en nuestros días no faltan eminentes escritores marianos que quisieran atribuirle a Nuestra Señora este privilegio. 

Sin embargo, la doctrina común de la Iglesia ha sido de que la Virgen Santísima verdaderamente murió. De ello nos dan fe los numerosos apócrifos sobre la muerte de la Virgen, así como las antiquísimas solemnidades litúrgicas en honor de la "Dormición de Nuestra Señora". 

Su Santidad Pío XI, dijo: "Debemos hacer por nuestra invocación de cada día, que María sea nuestra Medianera, nuestra abogada, de suerte que podamos esperar de Ella, llevada a la gloria del cielo, en la hora de nuestra muerte, -QUE TAMBIEN FUE LA SUYA- YA QUE ELLA TAMBIEN SUPERO ESTE PASO (subraya el Papa), ya que en ella estaba la gracia de la redención, más bien que la gracia de creación, que no le confería la inmortalidad propiamente dicha, que sea entonces nuestra abogada ante la divina bondad y misericordia" 

Especialmente se nota la conveniencia de la muerte de Nuestra Señora si se considera que ella es compañera inseparable del Redentor, el cual, no mereciendo la muerte, sin embargo quiso someterse a ella por los pecados del género humano. Luego, más que la conveniencia de no morir, por no tener el pecado original, se ve en la Virgen la conveniencia de morir por ser la Socia del Redentor. 

El Pontífice Pío XII, en la Bula definitoria del dogma de la Asunción no definió nada sobre la muerte de María sin embargo en ella habla de la convicción de todos los cristianos, "guiados por la institución y dirección de sus pastores... de que la Madre de Dios, así como su Unigénito, murió". Y en la fórmula de la Definición dice simplemente: "terminado el tiempo de su vida terrena..." 

Sobre el tiempo y circunstancias de la muerte de Nuestra Señora, nada dicen ni la fe ni la historia. 

Fuente: Clerus.org