María, mujer hebrea

R.P. Dr. Frédéric Manns, ofm

Conferencia dada por el P. Frédéric Manns, para los religiosos del Instituto del Verbo Encarnado en el Seminario "María Madre del Verbo Encarnado" con ocasión de la VIIª Jornada Bíblica

La gloria de María viene de su fe, y no del hecho de que pertenecía al pueblo hebreo. "Feliz ella que ha creído", le dice Isabel a María.

Nuestra fe en la Encarnación nos obliga a poner a María y a Jesús en su contexto social y religioso que era el de la Galilea del siglo primero. 

El hecho de recordar que María era una mujer hebrea es importante en el contexto actual de la iglesia de Jerusalén si queremos evitar una división entre los cristianos de expresión árabe y los cristianos de cultura hebrea. Ya en el Cenáculo María era el vínculo de unidad entre los hermanos de Jesús y los apóstoles. 

¿Porqué hablar de María mujer hebrea? Alguno de vosotros sabrá que en Nazaret dentro de poco será abierto un gran museo sobre la Virgen, donde una vez existió la escuela de las religiosas de San José, frente a la iglesia de San José. La intención de los realizadores es mostrar a María en su contexto oriental. Medios modernos serán utilizados para presentar la iconografía, los santuarios, los textos patrísticos y también todos los cantos Marianos del mundo. Pero el acento será puesto sobre María mujer hebrea que es la madre de la Iglesia. Todo el programa estará a disposición en Internet de modo que de todas las partes del mundo, los cristianos, puedan tener una cultura Mariana basada sobre los textos de la Escritura y de la patrística.

¿Porqué este tema, María mujer hebrea?

Existe en Internet un sitio arriano que busca convencer a los lectores de que Jesús no era hebreo. También la enciclopedia judaica ignora a María entre las hijas de Israel. Son estas las lagunas que quiero llenar.

Para tratar el tema María mujer hebrea, tengo que hacer algunas premisas:

- Este trabajo no esta basado sobre revelaciones particulares, sino que esta elaborado sobre el análisis de textos del Nuevo Testamento, pero también sobre textos rabínicos, el Targum, la versión sinagogal de la Escritura, y textos apócrifos. 

El Nuevo Testamento no presenta ningún problema. Pero sobre los textos rabínicos y el Targum, muchos lectores me repiten que son textos tardíos, redactados en el siglo tercero y que no pueden haber tenido ningún influjo sobre los textos del Nuevo Testamento. Respondo brevemente: la redacción tardía de tales textos no significa que las tradiciones contenidas en estos textos sean recientes. También el Nuevo Testamento ha tenido un período de tradición oral, lo que no significa que las tradiciones que contiene sean del año 70. Quien conoce el oriente sabe que la tradición oral es esencial. Textos rabínicos pueden ser confirmados con textos hebraicos fechados, como los escritos de Flavio Josefo y el mismo Nuevo Testamento.

En lo referente a los escritos apócrifos, existe actualmente una revisión total de las concepciones tradicionales. La publicación crítica de los principales textos en la colección de la Series apocryphorum de Berlín progresa rápidamente. También los PP. Bagatti y Cignelli leen el apócrifo sobre la Virgen con mucho respeto, como textos de origen judeo-cristiano que se expresaban con categorías judaicas de la haggadah. 

Después de esta breve introducción metodológica, puedo comenzar a hablar de María mujer hebrea. Como cada mujer hebrea, María, mencionaba una bendición cuando se despertaba por la mañana: “Bendito seas Señor que me has creado por tu voluntad”. Los hombres en cambio tenían que decir tres bendiciones distintas: “Bendito seas Señor que me has creado hebreo, no pagano”; “Bendito seas Señor porque me has creado hombre libre y no esclavo”; “Bendito seas Señor porque me has creado varón y no mujer.” En otras palabras cada día María aceptaba su condición de mujer, que en oriente era inferior a la del hombre. Recordaba que era una criatura de Dios y que Dios había coronado a su criatura de gloria y honor como dice el Salmo 8.

María sabía, como todos los hebreos, que el cuerpo del hombre y de la mujer es un templo del Espíritu. Filón de Alejandría y Pablo de Tarso habían desarrollado esta teología. Como templo cada uno porta en sí su Menorah (candelabro de siete brazos) sobre su cara donde hay siete aperturas. Encender la Menorah del rostro significa hacer una sonrisa al otro, mirarlo de nuevo con simpatía y transmitir la luz del espíritu. 

María tenía la posibilidad de ir a la sinagoga si quería, porque en el primer siglo las sinagogas eran muy simples: había una habitación rectangular con una puerta. Las sinagogas antiguas de Gamla, de Jericó y de Masada son conocidas. Los textos del Talmud dicen expresamente que las mujeres podían ir a la sinagoga. Aunque para las mujeres no había ninguna obligación de rezar en la sinagoga, hay un hecho digno de recordar: las mejores oraciones de la Biblia son oraciones de mujeres: el cántico de Myriam, hermana de Moisés, el cántico de Débora, el cántico de Ana, las oraciones de Esther.

Si María iba a la sinagoga podía memorizar fácilmente las oraciones de las mujeres encontradas en la Biblia. Oía la recitación diaria de parte de los hombres de la profesión de fe, el Shema Israel: escucha y obedece. Había oído los poemas del siervo de Yhwh que recordaban que la misión de Israel era de ser el siervo de Dios que tiene que llevar la luz en el mundo. También Ella entro en esta perspectiva aceptando ser la sierva del Señor.

Cuando visitó a Isabel ha recordado tantos pasajes de la Escritura en su Magnificat, que testimonian su conocimiento de las Escrituras.

El judaísmo no es, antes que nada, una ortodoxia, sino más bien una ortopraxis. El árbol se reconoce por los frutos. Sabemos que el judío se distingue cuando practica las obras de caridad. El Targum de Gen 35, 9 da la lista de las obras de caridad: participar en los matrimonios, porque Dios ha unido a Adán y a Eva; esto significa alegrarse con quien está lleno de gozo, y llorar con quien llora. Visitar a los enfermos, consolar a los que lloran, sepultar a los muertos, dividir su pan con el hambriento y vestir al desnudo.

María, mujer hebrea, pone en práctica estas obras de caridad. Asiste al matrimonio de Caná, porque era la primera obra de caridad para un hebreo. Es claro que el evangelio de Juan no limita el signo de Caná a este sentido literal. Añade un sentido espiritual mucho más rico.

María practica también otra obra de caridad: va a encontrar a Isabel su prima que está embarazada. De nuevo Lucas no reduce la escena a este sentido literal. Pero tampoco puede eliminarlo. 

En el apócrifo conocido con el título de La Dormición de María, antes de morir, María pide a una de las mujeres que la acompañaban el dar sus vestidos después de su muerte a los pobres. De nuevo el apócrifo presenta a María como una mujer que pone en práctica las obras de caridad.

El judaísmo insiste mucho sobre las reglas de pureza, especialmente para las mujeres. María ha observado estas reglas. En Nazaret fueron descubiertos en las excavaciones del sitio tres Miqwaot, baños para las purificaciones de las mujeres. Sabemos que 40 días después del nacimiento de Jesús, María vino a presentar a Jesús al templo y a ofrecer, como la ley de Moisés lo pide, el sacrificio de los pobres: “Cuando vino el tiempo de la purificación, llevaron al niño a Jerusalén”. Lev 12, 2-4 dice que cuando una mujer da a la luz un varón ésta será impura por siete días. El octavo día se circuncidaba al niño. Luego permanece 33 días para purificarse de su sangre: no toca ninguna cosa santa y no puede entrar en el santuario, hasta que están cumplidos los días de su purificación. María ha observado estas normas sin pretender ningún privilegio. 

Cada sábado María preparaba las velas sobre la mesa de familia y tenía el privilegio de recitar la bendición cuando encendía las velas: “Bendito seas Señor que nos has pedido encender la luz”. La vocación de la mujer es de transmitir la luz, no de apagar la luz como lo había hecho Eva. La mujer transmite la luz haciéndose madre. El fariseo Pablo lo repite: la mujer se salvara haciéndose madre (1Tim 2, 15). Después de esta ceremonia seguía la comida, y generalmente después de la cena ejecutaban algunos cantos. El sábado tenía que ser un “oneg”, un placer, porque recordaba la creación. Dios mismo descansó después de la creación del cielo y de la tierra. 

Aunque el contexto de vida en el cual se desarrollaba la existencia de la sagrada familia era el de un modesto lugar rural, -¿de Nazaret puede salir algo bueno? - el horizonte de María no tardó en ir más allá de Nazaret. Sepphoris, la capital de la Galilea, estaba a algunos kilómetros del pueblo de su infancia. Allí, probablemente José trabajaba en la construcción de la ciudad. Allí, María debía ir de vez en cuando al mercado para vender los productos de su huerto. Allí, Jesús entró en contacto con una ciudad romana, con su teatro, sus palacios y sus bancos. Una nueva cultura extraordinaria, la del inquilino extranjero, se desplegaba delante de él. Jesús se acordará cuando pronuncie sus parábolas: el banquero y el juez que había conocido tendrán un buen sitio.

María iba de peregrinación a Jerusalén. Sabemos por la Biblia que sólo los varones tenían la obligación de venir tres veces al año a Jerusalén, para ser vistos por el Señor. Pero las fuentes judaicas nos dicen que en el primer siglo, probablemente bajo del influjo de los griegos y de los romanos, las mujeres deseaban ir también en peregrinación. El Nuevo Testamento confirma este hecho: eran familias enteras las que subían a Jerusalén. El día 14 del mes de Nisán el cordero pascual era inmolado en el Templo. Cada familia lo asaba, teniendo cuidado de no romper ninguno de sus huesos. La comida pascual permitía recordar a todos la salida de Egipto que había hecho Israel para convertirse en un pueblo libre. El Pentecostés, el festival de la cosecha o fiesta de las primicias, cerraba la celebración de Pascua. La multitud de los peregrinos era menor que en las otras fiestas. Cincuenta días después de la ofrenda de la primera gavilla de cebada se celebraba la cosecha de los trigos y se ofrecían dos panes amasados con la nueva harina

La antigua fiesta de la cosecha se volvió rápidamente en una evocación del don de la ley en el Sinaí. Este nexo se establece en los escritos de Qumran. Celebrada el día 15 del mes de Sivan, en la misma fecha en que la revelación fue hecha a Moisés y se pactó la alianza del Sinaí, la fiesta celebraba la alianza concluida con Noé, renovada con Abraham, luego con los Patriarcas Isaac y Jacob y restaurada en el Sinaí. En otoño, en el mes de Tishri, la fiesta de las Tiendas celebraba originariamente la cosecha. La rama de palmera, el cedro, los ramos de mirto y de sauce, así como la obligación de vivir siete días bajo la tienda, recuerdan el paso de Israel por el desierto. Succot es la fiesta por excelencia de la alegría ya que es la continuación de las fiestas del Año Nuevo y de la Expiación. La alegría material se concretaba en primer lugar en el hecho de comer carne y de beber vino. Mientras que para Pascuas y Pentecostés la tradición fijó los alimentos de la fiesta, para Succot fijó el lugar de la comida: es en la tienda donde el hombre debe tomar los alimentos.

En el Templo la ceremonia de la extracción del agua de la piscina de Siloé y la aspersión de la misma sobre el altar atraía a muchos peregrinos. La procesión se realizaba desde Siloé y pasaba por la puerta del Templo llamada la puerta de las aguas. Según una creencia popular, es de este lugar de donde debían brotar las aguas anunciadas por el profeta Ezequiel.

Para la fiesta de Succot, se daba un lugar especial a las mujeres, ya que se iluminaba cada tarde el patio de las mujeres del Templo de Jerusalén y los Hasidim bailaban. La ceremonia era llamada: el gozo de tomar el agua (simhat beth ha shoeva).

Cuando a la edad de 12 años Jesús hace su bar Mitswa (aunque el término es tardío la realidad existía ya como resultado del Mishna Abot) María está presente con Él. José tuvo que recitar la bendición: "Bendito seas Señor que me has quitado la responsabilidad de este muchacho." 

La Biblia, en el libro de Isaías 2,2-5 y Miqueas 4,1-5, desarrolla la teología de Jerusalén como madre de todo el pueblo hebreo que debe reunir a todos sus hijos dispersos. Un peregrinaje de las naciones a Sión al final de los tiempos asocia la redención final con la venida del Espíritu. Jerusalén es la ciudad-Templo dotada con la presencia de Dios. Es en el Templo el lugar en que se reunirá a todo el pueblo. Basta con leer los textos de Is 60,1-11; Sal 122,1-4; 48,2-3; Tobías 13,9-18 y Baruc 4,30-5,9. La idea de una Nueva Jerusalén toma forma en otros textos, en particular en Is 54,11-12; 60,17; Tobías 13,.17 y 14,5. Yahvé construye esta ciudad con piedras preciosas (Is 54,11-12). La vocación de Sión, la ciudad-madre que reúne, María tendrá que realizarla en el Cenáculo cuando se reunirán los apóstoles, los hermanos de Jesús y las mujeres. 

En Nazaret José y Jesús recitaban cada mañana y cada tarde el Shemá Israel (Deut 6, 4). María escuchaba, se unía en silencio a ellos, como cada mujer educada lo hacía. 

José y Jesús recitaban la oración del Qaddish cuando habían leído un trozo de las Escrituras. También en esta ocasión María escuchaba: Que sea exaltado, glorificado, celebrado su nombre santo. Que viene su reino en nuestros días. María sabía que la santificación del nombre venía no en palabras, pero sí en la vida.

En la familia de Nazaret, María platicando con Jesús entendía que existe la familia carnal, pero que la familia espiritual es aun más importante. La carne no sirve para nada y el espíritu da la vida. Cuando Jesús al principio de su apostolado dirá a María y a sus hermanos: ¿Quién es mi madre y mis hermanos?. Son aquellos que escuchan la palabra de Dios y la ponen en práctica." María no reacciona. Respeta esta decisión de su hijo que escoge su familia espiritual. 

María, en el planteamiento que le asigna Marcos 3,20 cuando con los hermanos de Jesús va a tomar a su hijo para llevarlo a casa, ignoraría el origen y la misión sobrenatural de su hijo. ¿Pero el texto habla realmente de los padres de Jesús? Algunos lo impugnan. H. Wansborough, rechazando la lectura clásica del texto, piensa que el pronombre auton del versículo 21 se refiere a la muchedumbre (ochlon) y no a Jesús. Siendo así, el texto mencionaría una escena de desbordamiento de la muchedumbre. Los discípulos (hoi par' autou) salieron para controlar la muchedumbre, ya que decían que la muchedumbre estaba fuera de sí (exelthe). El verbo exelthe no competería a Jesús, sino a la muchedumbre. Wenham reanudó esta interpretación aportando pruebas suplementarias. En efecto, Mt 12,23-24 y Lucas 11,14-15 destacan que la muchedumbre está fuera de si. Es difícil aceptar estas lecturas bien intencionadas. No es eliminando la dificultad de Marcos 3,21-35 que se encontrará una respuesta adecuada.

La unidad Marcos 3,20-35 se desarrolla según un plan concéntrico que se puede representar gráficamente: 

A. Jesús enseña en la casa. Los suyos lo buscan 3,20-21 

B. Acusación de los adversarios: está poseído de Beelcebul 3,22 

C Es por el príncipe de los demonios que expulsa a los demonios 

D. La frase (Logion) sobre Satanás y la casa dividida 3,24-26 

C' Es la Respuesta a la segunda acusación 3,27 

B' Respuesta a la primera acusación 3, 28-29 

A' los parientes auténticos de Jesús 3,31-38.

En Marcos 3,35 cuando Jesús afirma que el que hace su voluntad es para él un hermano, una hermana y una madre, se inscribe en la línea de la Sabiduría. Los rabinos, se sabe, se consideraban herederos de los sabios de Israel. También repiten constantemente la importancia de hacer la voluntad de Dios. Los textos son demasiado numerosos para que se puedan citar. Nos basta con que se recuerde a Sifre Dt 11,12: "Si los criados hacen la voluntad del rey, les abre la habitación de sus depósitos; comen y beben. Si no hacen su voluntad, deben morir de hambre. Si Israel hace la voluntad de Dios, les abre su tesoro del cielo (Dt 28,12). Si no hacen su voluntad, él se enfada y no permite a la lluvia caer (Dt 11,17)".

En Marcos 3,34-35 la madre de Jesús es símbolo del nuevo pueblo que hace la voluntad de Dios. María es modelo del sabio, ya que busca a Jesús. Ahora bien, el verbo buscar es característico del planteamiento del sabio. María y los hermanos están afuera (Marcos 3,32). Este texto no debe ponerse en relación con Marcos 4,10 que menciona a los que están afuera (hoi exô). En efecto este último texto es redaccional. Es más bien la actitud del sabio que Marcos quiso expresar en este detalle. En efecto, en Ben Sira 21,23 el sabio no entra precipitadamente a la casa, sino que espera afuera: "en la puerta el necio observa hacia dentro; el hombre bien elevado permanece afuera (exô stêsei)".

En los apócrifos, en modo especial en el Protoevangelio de Santiago, María viene presentada como nueva Sara, nueva Rebeca y nueva Raquel. Lucas presenta a María como nueva Sara. “Nada es imposible para Dios”, la frase del ángel está en relación con la promesa hecha a Sara, la mujer estéril: “Nada es imposible para Dios”. 

El Protoevangelio de Santiago cuenta que antes de dar a luz a su hijo, pidieron a José que bajara a María del asno. María veía a dos pueblos, uno que se alegraba y otro que se entristecía por el nacimiento de su hijo. Rebeca había tenido la misma visión. El apócrifo parece localizar el nacimiento de Jesús en una gruta, fuera de Belén, para resolver el problema de la impureza de la parturienta. María como Raquel da a luz a su hijo en camino de Belén-Efrata. En otras palabras, María es el cumplimiento de todas las madres de Israel. 

Otra tradición hebrea que se encuentra en el Protoevangelio de Santiago menciona que había muchachas que bordaban el velo del templo y que vivían en el templo. Esta información viene confirmada por la Mishnah y varios textos hebreos. Las chicas permanecían sólo hasta la edad de 12 años en el Santuario. Luego tenían que dejar el templo por motivos de pureza. Según el Protoevangelio de Santiago, María estaba bordando con la púrpura, y trabajando cuando el ángel vino a verla. 

La Biblia había celebrado a las madres de Israel y subrayaba la belleza de ellas: belleza exterior, pero también belleza interior. El mérito de las madres de Israel es un tema muy conocido. A causa del mérito de las madres el tiempo del destierro en Egipto ha sido acortado. 

El apócrifo de la Dormición de María presenta los últimos días de María bajo la forma de un testamento de María. Sabemos que el género literario del testamento era muy usado. María da sus últimas voluntades a Juan y a Pedro. Luego celebra su última fiesta de las tiendas, porque esta fiesta era presentada como anticipación de la celebración de la resurrección de los cuerpos. María toma la palma, y es llevada al Monte de los Olivos, el monte de la resurrección. El símbolo de la lámpara de María viene desarrollado, luego el símbolo del perfume que se usaba en la fiesta de Succot. La ceremonia de la sepultura viene celebrada como en el mundo hebreo. Los apóstoles cantan el salmo de pascua: Cuando Israel salió Egipto. La iconografía bizantina utiliza mucho este texto apócrifo para evocar los últimos momentos terrenales de María. Dado que la tradición judía había reconocido que Myriam la hermana de Moisés había muerto en un beso de Dios (al pi Adonai), que no había conocido la corrupción de la tumba, la comunidad de judeo-cristiana dirá que María es la nueva Myriam. Como la nueva Myriam, María muere en un beso de su hijo. Jesús se acerco a su madre, la besó y tomó su alma, que entregó en manos del arcángel Miguel. María cerró su economía con la cara sonriente. No tuvo la visita del ángel de la muerte. De nuevo María viene presentada como la nueva Myriam, es el cumplimiento de las mujeres de Israel. 

Detengámonos un instante sobre el Magnificat que no es obra de la teología de Lucas, sino expresión de la fe bíblica de María. Es importante corregir el error de traducción: Ha mirado la humildad de su sierva. Tapeinosis no significa la humildad, pero sí la condición humilde y pobre. Lucas es el evangelista de los pobres. "Beatos los pobres". Si María alaba su humildad, ¿qué tipo de humildad es? 

Luego es necesario recordar que María habla de Israel. Israel es un término ambiguo, porque se refiere al Estado, a la religión judía, al pueblo de Israel y a una cultura. No hay motivo de sustituir el término como con Jacob, como lo había hecho la iglesia de Jerusalén. 

Los dos versículos que manifiestan la intención de la alabanza (Lc 1,46b-47: "mi alma glorifica al Señor porque ha mirado la condición humilde de su sierva" tienen muchos puntos comunes con los Salmos: "Bendice, alma mía, al señor y todo mi interior su nombre sacrosanto. Bendice, alma mía, al Señor" (Sal 102,1.22;. 103,1.35).

Al hablar de su experiencia religiosa, María vuelve a tomar actitudes de las mujeres de la Biblia, en particular de Ana, por el motivo del gozo de la salvación y por la expresión "ha mirado la condición humilde (tapeinosis) de su sierva ":

“pues me he regocijado con tu salvación" (1 Sam 2, 1).

“si de veras miras la condición humilde de tu sierva" (1 Sam 1, 11).

El tema de la beatitud resuena en las palabras de la madre de Israel, Lea y también de Judit:

"Bendita soy yo, porque las mujeres me llamaran beata" (Gen 30, 13).

"Cuando entraron a donde estaba ella, la bendijeron todos juntos y le dijeron: “Tu eres la gloria de Jerusalén, tu eres el orgullo de Israel, tu eres la grande alabanza de nuestra gente" ( Jt 15, 9 ).

Otro recuerdo de Sara se encuentra en los siguientes textos:

"Me ha hecho reír Dios, y cuantos lo sepan reirán conmigo" (Gen 21, 6).

María viene presentada como orante, como el modelo de los Salmos que ella recitaba. Basta citar algunos versículos de los Salmos:

"mi alma se alegrará en el Señor, y se gozará en su salvación " (Sal 34, 9).

"exultaré y me alegraré en tu misericordia, ya que has prestado la mirada a mi condición humilde" (Sal 30, 8).

“(el Señor) santo y terrible es su nombre" (Sal 110, 9).

La afirmación del Magnificat en cuanto a la misericordia perenne de Dios (v. 50) tiene un paralelo en el Salmo 102:

"Sino que cuanto sobre la tierra se alzan los cielos, tanto se eleva su misericordia sobre los que lo temen. 

Cuan benigno es un padre para con sus hijos, tan benigno es Dios para con los que lo temen.

Pero la misericordia del Señor es de siempre y para siempre sobre aquellos que lo temen

y su justicia sobre los hijos de los hijos "( Sal 102, 11.13.17).

La misericordia, que es el comportamiento constante de Dios, es el tema guía del Magnificat que enlaza la experiencia personal de María a aquella de Israel.

María lee la obra de Dios en ella a la luz de las obras antiguas en favor del pueblo ("ha hecho para mi cosas grandes- ha hecho proezas con su brazo") y, viceversa, ve al futuro del pueblo cambiado por la obra que Dios ha hecho en ella. …esta obra no sólo corresponde al actuar pasado del Señor mas a su constante comportamiento hacia los hombres, y constituye el cumplimiento de las promesas hechas a los padres en favor de los descendientes de Abraham. 

Concluyo con una cita de Clemente alejandrino que escribe en su Protreptico 11, 112: “El cristiano no es bárbaro, ni judío, ni griego, ni hombre, ni mujer, es el hombre nuevo, el hombre de Dios transformado por el Espíritu Santo.

Se puede decir la misma cosa de María. Pero la fe en la encarnación, nos permite concluir que María es una mujer hebrea. 

La vida diaria de María arraigada en Galilea exhalaba la simplicidad. Su fe se alimentaba con la memoria de esta tierra de la encarnación. Comparada con Jerusalén, la Galilea era pobre figura. Aparecía como una tierra marginal, dudosa y abierta a las influencias paganas. Era un verdadero encuentro de naciones. Ahora bien es allí, bajo un cielo libre y puro, que se levantó una gran Luz.

Fuente: .foroexegesis.com.ar