Nuestros pecados acosan a María

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Se apareció María a la beata Coleta, franciscana, y le mostró al niño Jesús todo llagado, y le dijo: Así tratan continuamente los pecadores al Hijo mío, renovándole a él la muerte y a mí los dolores. Ruega por ellos, hija mía, para que se conviertan. Y la venerable sor Juana de Jesús y María, también franciscana, meditando un día precisamente en Jesús niño perseguido por Herodes, escuchó un gran tumulto, como de gente armada que fuera en persecución de alguien; y después vio ante sí a un niño hermosísimo, todo asustado, que venía corriendo hacia ella y que le dijo: “Juana mía, ayúdame, escóndeme; soy Jesús de Nazaret que vengo huyendo de los pecadores que me persiguen como Herodes y me quieren matar. Sálvame tú”.

Fuente: Las Glorias de María. San Alfonso María de Ligorio