La cruz nos une a Dios

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Se le apareció el Salvador a sor Dominica, religiosa en Florencia, y le dijo: Piensa en mí y ámame, que yo pensaré siempre en ti y te amaré. Y le ofreció un ramillete de flores con una cruz, significando con ello que las consolaciones de los santos en este mundo han de ir siempre acompañadas de la cruz. Las cruces unen las almas a Dios.

San Jerónimo Emiliano, siendo soldado lleno de vicios, cayó en manos de sus enemigos, que lo encerraron en una mazmorra. Allí, conmovido por sus tribulaciones e iluminado por Dios para cambiar de vida, recurrió a la Santísima Virgen, y con la ayuda de esta divina Madre comenzó a llevar vida de santo. Mereció ver el trono de gloria que Dios le tenía preparado en el cielo. Fue fundador de los Padres Somascos, murió como un santo y ha sido canonizado.

Fuente: Las Glorias de María. San Alfonso María de Ligorio