Un pecador se salva por los dolores de María

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En Perugia, un joven le prometió al demonio que si le facilitaba cometer cierto pecado le entregaba su alma, y le hizo escritura del trato firmada con su sangre. Cometido el pecado, el demonio quiso saldar la promesa y lo llevó al borde de un pozo, amenazándole que si no se tiraba lo levaría en cuerpo y alma a los infiernos. El joven desgraciado, pensando que no podía escapar de sus garras, se acercó al borde del pozo para lanzarse, pero aterrorizado ante el espectro de la muerte, le dijo al enemigo que no tenía valor para arrojarse, que lo empujara él. El joven llevaba al cuello el escapulario de la Virgen Dolorosa, por lo que le dijo el demonio: Quítate eso, que yo te ayudaré a cumplir lo prometido. Pero el joven, comprendiendo que por el escapulario le seguía protegiendo la Madre de Dios, dijo que no se lo quería quitar. Después de muchos altercados el demonio se retiró avergonzado y el pecador, reconocido a la Madre Dolorosa, fue a agradecerle el gran favor, y arrepentido de sus pecados colgó el fatal documento en un cuadro en el altar de la iglesia de Santa María la Nueva, en Perugia.

Fuente: Las Glorias de María. San Alfonso María de Ligorio