María siempre es madre 

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Cuenta Emerson, célebre escritor, que un día caluroso de verano, subió en un autobús para un viaje de media hora.

Iban todos los viajeros cansados y llenos de aburrimiento, cuando en una de las paradas subió una mujer joven con un tierno niño.

Apenas se sentaron en el coche cuando cambió por completo el humor de los pasajeros.

Parecía que aquel niño y su madre habían traído la alegría con sus sonrisas, sus miradas, sus caricias y dulce conversación. Todos los miraban con cariño y mostraban la alegría en sus semblantes. 

María, Madre de Jesús, trajo un niño, a quien hizo caricias, a quien mimó. Con Jesús llegó la alegría al autobús del mundo. Desde entonces todo el mundo piensa en Él. Por María vino la alegría. 

Es más: ella tiene la misión de acariciarnos y tratarnos como sus hijos. Este fue el encargo de Jesús: Mujer, ahí tienes a tus hijos. Y desde entonces, ella nos cuida y trata como tales.

Cuando una madre está presente, no podemos estar tristes. Ella es la causa de nuestra alegría. 

Fuente: salesianosbilbao.com