Solemnidad de la Sagrada Familia

José Ma. Solé Roma (O.M.F.)

Mateo 2, 13-15. 19-23: Ciclo A

San Mateo nos presenta a Cristo integrado en la vida de familia. La Encarnación, al Hijo de Dios le acerca y asemeja del todo a los hombres. En su vida de familia es modelo adecuado para todos.

— Jesús vive su infancia perseguido y expatriado. Es leccion para nosotros. En clima de persecuciones y en espiritualidad de «Éxodo» caminará siempre la Iglesia. La Providencia del Padre la guarda; pero no destruyendo a los enemigos (Herodes), sino inspirándole humildad y paciencia. El texto que aquí aduce San Mateo: «De Egipto llamé a mi hijo» (15), se aplica a la vez al antiguo Israel liberado de Egipto, al Mesías, y a nosotros. En la tierra siempre somos desterrados. Llegaremos a la Patria, Casa del Padre, liberados por el Redentor que ha querido compartir nuestra triste suerte de esclavos; y, nuevo Moisés, se ha puesto a nuestro frente. Siguiéndole llegamos a la Patria. Con el Hijo, hijos de Dios, pasamos del destierro y esclavitud a la Salvación eterna; desterrados y perseguidos, viadores y peregrinos, tenemos ya al verdadero Libertador, al nuevo Moisés, Jesús.

— En otro cuadro nos presenta Mateo a Cristo en su vida de familia de Nazaret. Y le aplica la profecía: «Será llamado Nazareno» (23). La intención de Mateo parece ser dar a esta frase sentido biforme: a) Nazaret era una aldea mísera y difamada (Jn 1, 46). Y dado que los Profetas hablan del origen humilde y vida oculta del Mesías (Is 11, 1; 49, 2), Jesús llevará la humillación de los apelativos «Nazareno» (Jn 19, 20; Act 24, 5) y «Galileo» (Jn 7, 52). b) «Nazareno» (de Nazir) significaba también «consagrado». Y es claro que los Profetas prenuncian al Mesías como «consagrado» a Dios y «Ungido» de Dios.

— Este cuadro de Jesús en su vida de familia de Nazaret debemos completarlo con lo que nos dice San Lucas, Evangelista documentado en las mejores fuentes: «...Se volvieron a Galilea, a Nazaret, su ciudad. Y el Niño iba creciendo; y se vigorizaba colmado de sabiduría; y sobre El permanecía la complacencia de Dios» (Lc 2, 40). Y otra vez: «Y descendió con ellos a Nazaret. Y siguió sujeto a su obediencia. Su Madre guardaba todos estos hechos en su corazón. Mientras, Jesús progresaba a una con la edad, en sabiduría y gracia delante de Dios y de los hombres» (Lc 2, 51). Jesús se nos ofrece a todos como el modelo más amable e imitable en ese ambiente sencillo de su casita de Nazaret. Modelo de humildad sincera y sin artificio, de obediencia respetuosa y filial. En desarrollo armónico de todas sus facultades. En irradiación creciente de gracia y santidad.

 José Ma. Solé Roma (O.M.F.),'Ministros de la Palabra', ciclo 'A', Herder, Barcelona 1979.

Fuente: www.homiletica.com.ar