Meditaba en su corazón

Autor:

 

Y fueron a toda prisa y encontraron a María y a José y al niño acostado en el pesebre. Después de verlo, dieron a conocer lo que habían dicho acerca de aquel niño; y todos los que lo oyeron se maravillaron de lo que los pastores decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las meditaba en su corazón. 

A medida que el misterio se desplegaba, la disponibilidad atenta de María se fue volviendo aún más delicada. 

En tiempos pasados, la piedad popular proyectaba frecuentemente una imagen errónea de María imaginándola, desde el momento de la Anunciación, plenamente consciente de todo lo que estaba dispuesto para ella y para su Hijo. Al contrario, a pesar de sus dones de gracia únicos, el suyo fue un itinerario de fe, como el nuestro. Su respuesta de fe al mensaje del ángel fue posible gracias a la cooperación con la gracia de Dios que precede y asiste nuestras acciones, y por su apertura a la acción del Espíritu. Por la fe se confió a Dios sin reservas y se consagró totalmente a sí misma, como esclava del Señor, a la persona y obra de su Hijo.

Es importante para la comprensión del significado y papel del discernimiento en nuestras vidas que captemos lo que se entiende por respuesta de fe de María. 

Responder a Dios supone haberle escuchado. 

Escuchar a Dios exige hacer silencio en nuestras vidas, retener cuidadosamente todas estas cosas en nuestro corazón. María nos enseña cómo orar en el silencio del corazón.

Fuente:  educadormarista.com