María en el Tiempo de Ordinario

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* Tiempo ordinario: es el tiempo en el que no se celebra un aspecto del misterio de la salvación de Dios de manera específica. Da muchas posibilidades para que el pueblo cristiano se detenga en la contemplación de los diversos títulos con los que María es honrada en la Iglesia. 

* María relacionada con la Escritura o con la Iglesia: el pueblo cristiano utiliza diversas advocaciones que, a lo largo de los siglos, ha ido sacando de cuanto de Ella se dice en la Escritura o en la tradición eclesial. 

* María es venerada también bajo advocaciones que recuerdan su intervención en la vida de los fieles: la piedad de los cristianos ha visto en María intervenciones concretas y así llama a María ‘medianera’, ‘causa de nuestra alegría’, etc. 

* María también ha sido invocada en necesidades concretas: los fieles acudieron a Ella para implorar su ‘auxilio’, para ‘pedir la salud’ o ‘la paz’...

* El tiempo ordinario esta lleno de fiestas locales con las que la comunidad cristiana recuerda y celebra la intervención de María en un determinado rincón del mundo. 

Es posible que se den ‘aberraciones teológicas’. Nos encontramos con personas que se olvidan del evangelio; para ellas es más importante María que el mismo Dios; oímos expresiones como: ‘A mi que no me toquen a mi Virgen, por ahí no paso’, aunque después lleven una vida poco o nada cristiana. Sin embargo, el día de la fiesta de la Virgen son los primeros en estar en procesión o en la ermita perdida de nuestros pueblos....

Todo esto es verdad y contra todo esto hay que trabajar para que los creyentes profundicen el sentido de su fe y de su bautismo. 

Sin embargo, mientras llega el momento ideal de maduración en la fe, tendremos que aceptar etapas imperfectas que no dejan de ser ‘una tabla de salvación’, ‘una oportunidad’ para acercar las almas a Dios. 

El misterio de la salvación quizás se realiza también de este modo imperfecto y María sigue siendo así ‘auxilio de los cristianos’ y ‘puerta del cielo’.


2. SUGERENCIAS PARA LAS CELEBRACIONES.

Riqueza de posibilidades. 

Esta es la primera sugerencia que podemos hacer: es tiempo de una riqueza de posibilidades grande. La creatividad queda abierta a todos. 

Recoger los matices concretos de una determinada devoción mariana. 

Quizás lo importante, a la hora de celebrar, no es pararnos a ver si tal devoción responde a un hecho históricamente comprobable. De entrada es posible que no. 

¿Pero es esto lo que realmente interesa? Mi respuesta es rotundamente no.

Detrás de leyendas, de apariciones, de milagros, y hasta de costumbres populares hay una realidad vida: la devoción mariana del pueblo cristiano ha sentido la necesidad de formular relatos, personajes, lugares en los que, de manera concreta, se plasmara su devoción. El pueblo cristiano ha sabido crear fechas para testimoniar su devoción mariana. 

Y en esos relatos, personajes, lugares.... existen matices muy sencillos de lo que es una devoción mariana. Es aquí donde tendremos que insistir. Los matices dan la sensibilidad mariana de una determinada comunidad cristiana. Hay que reconocer que en ‘las leyendas inventadas’ hay una sabiduría popular increíble. La persona humana necesita hacer historia (muchas veces serán historietas) para poder contar a las generaciones venideras sus grandes intuiciones y convicciones. Esta experiencia también la ha vivido el pueblo cristiano: ha necesitado hacer historia o revestir de leyenda lo que consideró intervención y presencia de María en medio de él. 

Necesidad de una sana catequesis. 

Al mismo tiempo que se hace una llamada de atención para no borrar de un plumazo cuanto la piedad popular ha creado en tiempo pasados, tenemos que insistir en la necesidad de una sana catequesis y de una presentación de la virgen María centrada en la Biblia y en la Iglesia, pueblo de Dios. El sitio de María es la Iglesia. Así se expresó el Vaticano II.

Contribuirán poderosamente a realizar una buena catequesis el misal y leccionario de Misas de la Virgen María. 

Invitación a las generaciones presentes. 

Las generaciones pasadas nos han trasmitido una devoción mariana con las connotaciones propias de un tiempo, de una cultura, de una teología, de una idiosincrasia. Es tarea de las actuales generaciones cristianas pulir lo que haya que pulir y expresar de manera nueva, en fórmulas históricas ‘capaces de ser contadas a las venideras generaciones’, la devoción a María, desde la teología del Vaticano II.

Nada nos impide crear nuevos santuarios donde congregar a los devotos de María, nuevas estatuas, nuevas advocaciones, nuevas oraciones.... Como nada nos lo impide, podemos inventar mucho desde la teología mariana que hoy la Iglesia se ha dado en el Concilio

Fuente:  educadormarista.com