Una sequía implacable asolaba y amenazaba arrasar con todas las cosechas; mientras Don Bosco predicaba el triduo de la festividad de la Asunción en la parroquia rural de Montemagno cerca de Torino. 

Durante el sermón de apertura del triduo, el santo hombre les anuncia: “Hermanos, si venís estos tres días a escuchar la palabra de Dios y purificáis vuestras consciencias por medio de una buena confesión, os prometo la lluvia al final del triduo." […] 

La iglesia se llenó en los días de sus prédicas. Los confesionarios fueron tomados por asalto. Todos los adultos comulgaron el día de la Asunción. Llegó la hora de la clausura del triduo y la iglesia seguía llena. El sol desafiaba todo el mundo bajo un cielo límpido. 

En el momento de subir al púlpito, al final del magníficat, Don Bosco, inquieto, envía el sacristán a observar el cielo. Este regresa diciendo: "Se ve en el horizonte una nube grande como el sombrero de un gendarme, pero nada parece asegurar la lluvia." 

Don Bosco subir al púlpito… No había pronunciado diez frases cuando un trueno muy fuerte se dejó oír y una lluvia saludable comenzó a caer…. ! 

La llave del Tesoro, por el Padre Jean-Marie 
Registrado en el Compendio mariano (1980) del Hermano Albert Pfleger, 

Fuente:  mariedenazareth.org