Constantinopla consagrada a la Madre de Dios

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La Iglesia de Oriente celebra el 11 de mayo, la consagración de Constantinopla, "guardada por Dios" y "puesta bajo la protección de nuestra Soberana, la Santa Madre de Dios". 

Cuando Constantino el Grande rodeó con murallas y amplió la ciudad de Bizancio, que había elegido para capital del Imperio cristiano, el 11 de mayo del 330, después de consagrarla solemnemente a la Santa Madre de Dios, se puso con el Patriarca a la cabeza de una gran procesión, a la que se unieron Clero y pueblo. Llegado al Foro, se erigió en la cumbre de una columna la estatua del emperador, tras colocarle en la cabeza los preciosos Clavos de Cristo crucificado y a los pies las doce cestas que recogieron los restos del milagro de la multiplicación de los panes. 

Esta fiesta, desde entonces, se celebraba cada año con una procesión que iba del Foro a Santa Sofía. En muchas ocasiones la Madre de Dios manifestó su protección a la ciudad imperial, convertida, por sus espléndidas iglesias e innumerables Reliquias, en anticipo de la Jerusalén celestial. En 626, durante el ataque conjunto de Avares y Persas, el Icono de la Madre de Dios rechazó milagrosamente al enemigo. Bajo Léon el Isauriano realizó un milagro parecido expulsando a los Sarracenos que asediaban la ciudad desde hacía tres años. En tiempo de epidemias y desastres naturales no dejó de darles su protección, hasta al día en que, de conformidad a las intenciones insondables de la Providencia, la Ciudad y el Imperio desaparecieron de la escena de la historia (1453), constituyéndose para los Cristianos en símbolos del Reino venidero que no tendrá final.

Según el Monasterio Ortodoxo

Fuente:  mariedenazareth.org