María Predestinada

 

Graham Green

 

La humanidad, después de haber sido arrojada del paraiso terrenal, no olvidó nunca aquella idea de belleza y de inocencia en que había vivido. y he aquí que surge en la literatura de todos los pueblos, desde los primitivos tiempos, un canto con
acento de profunda pasión hacia una criatura legendaria --comúnmente una diosa- que reencarnará aquel sueño de belleza perdida.
Mientras los jefes del pueblo hebreo comunican de padres a hijos la promesa de la Mujer que dará a luz la "semilla divina, por la que se aplastará la cabeza de Satán, la mitología griega y asiática inventa un ciclo completo de diosas y semidiosas, de dioses y semidioses por los que la humanidad sería rescatada y elevada al estado primitivo de felicidad.
El arte romano, a su vez, idea una criatura divina incontaminada que daría principio a una nueva era y es cantada por Virgilio como una virgen elegida que reunirá en sí todas las perfecciones
de la mujer sin ninguna sombra ni mezquindad.
Son demasiados los errores de la mitología griega para que podamos ver en tales creaciones poéticas ni siquiera un débil rasgo de la pureza de la Inmaculada. Pero sí vemos una inconsciente aspiración de los pueblos hacia aquella que realmente llevaría a la humanidad al camino de la verdadera inocencia, la Inmaculada Virgen María.
Los pueblos la anhelaban sin saberlo; sin darse cuenta, los poetas la cantaban; sin advertirlo, los artistas intentaban en vanos esfuerzos reproducirla.
Por eso, cuando ella vino a alegrar el mundo, la humanidad la amó en seguida con un amor intenso, un amor que había ya nacido antes en todos los corazones.