Alégrate, Llena de Gracia

 

Padre Miguel Ortega Riquelme

 

Con razón Maria quedó confundida al escuchar este saludo. "Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo".
¿Quién puede hablar de esta manera? ¿A quién
están dirigidas estas extrañas palabras?
En realidad era Gabriel, el arcángel resplandeciente, quien asi la saludaba. (Gabriel quiere decir "Dios se ha mostrado fuerte").
Él tenia un encargo muy importante que comunicar.
Él era el embajador, el mensajero, el "enviado por Dios" para hablar con ella.
Maria no salió huyendo del lugar, como si hubiera
visto a un fantasma. Mantuvo el equilibrio y la
serenidad. Escuchó. "Alégrate".
Después de dos mil años, este saludo aún se
sigue repitiendo con especial cariño. La Iglesia
con singular frecuencia lo vuelve a pronunciar:
"Alégrate, agraciada". "Yo te saludo, favorecida".
"Buenas noticias, María", "Dios te salve, Maria",
"Ave, Maria". Y es posible afirmar que ella se
emociona nuevamente cada vez que escucha
estas palabras.
Es que este saludo no sólo cambió sus planes y
su vida personal, sino que cambió tu historia, mi
historia, nuestra historia, la historia humana y el
rostro de la tierra.
La mirada profunda de Dios, que recorre diariamente todos los caminos, se habla detenido en esta hermosa joven de Nazaret. Él, que la había
preservado de todo pecado desde el momento
de su concepción, ahora se detuvo nuevamente
en ella. Y le envió a su mensajero.
Maria no sabia qué pensar.
La primera palabra que escuchan sus oídos es
una invitación a la alegría. Y por eso ella es una
mujer alegre, entusiasta, que sabe cantar,
bendecir, alabar y glorificar con toda el alma a
su Señor. Dios ha visto la humildad de su servi!
dora Ypor eso todas las generaciones la llamarán
bienaventurada.
"Alégrate, Maria", eres la amada, la preferida, la
predilecta, la favorecida, la escogida, la invadida
por Dios, la que ha sido llena de la amistad, de
la fuerza, de la ternura y de la gracia del Señor.
Los ojos de Dios en ti se detuvieron. El corazón
de Dios de ti se enamoró.
Una propuesta de felicidad hará también el Cristo
desde la montaña. "Felices los que tienen espíritu
de pobres, porque de ellos es el reino de los
cielos"
. "Felices los que fiaran, porque efios
recibirán consuelo
". Y estos ocho caminos de
felicidad Y bienaventuranza serán gritados
también como primeras palabras de Jesús en el
Evangelio de Mateo.
Los proyectos de alegria y felicidad que Dios tejió
muy largamente para la salvación de todos los
hombres requieren hoy de tu colaboración. A eso
viene Gabriel. A pedir tu consentlmlento.
"Alégrate, Maria". Alégrate intensamente para
que asi todos nos alegremos contigo. Dios te ha
amado desde antes que nacieras. Dios te quiere
manifestar su amor. Dios quiere contar contigo.
"Canta, llena de gozo, hija de Sión,pues mira
que yo vengo para quedarme contigo, te lo
dice Dios
" (Zacarías 2,14).
"iGrita de gozo, hija de Sión, y regocijate,
gente de Israel! iCanta alegre, con todo el
corazón, hija de Jerusalén! Dios ha levantado
la sentencia que te condenaba, ha alejado
de ti a tus enemigos".
(Sofonías 3, 14-15).
iSon tan grandes y tan impresionantes estas
palabras!. ¿Cómo podrían estar dirigidas a ella,
la pequeña aldeana, la campesina humilde, la
habitante pobre de un insignificante pueblo de
la provincia de Galilea? ¿Qué misterio tan
profundo estaba ocurriendo en esa gruta o en
esa casa de Nazaret? ¿Por qué las cosas de
Dios ocurren siempre en el mayor silencio y con
tanta sencillez?
"El Señor está contigo", dice Gabriel. "Yo estoy
contigo"
dijo Dios a Moisés. "El Señor está
contigo, valiente", dijo un ángel a Gedeón. "Yo
estoy contigo para librarte"
, dijo el Señor a Jeremías.
Con mucha mayor razón "el Señor está
 contigo"
, María, para que puedas cumplir con
esta maravillosa mísión que se te confía.
Los creyentes sabemos que el Señor nos acompaña
siempre, que camina a nuestro lado, que
escucha nuestra oración, que nunca nos deja
abandonados, que siempre podemos contar con
él. ¡Qué oportuno es decírselo a María
justamente en ese instante!
"María quedó muy conmovida por lo que
escuchaba, y se preguntaba qué querría
decir ese saludo".

Era muy lógica esta conmoción. No ante la visión
del ángel, sino ante las palabras que de él oía.
Era lógico preguntarse qué significaban, qué
mensaje traerla escondido el ángel, qué secreto
pretendía manifestar, qué querría solicitar de ella,
qué iba a ofrecer o qué iba a pedir a esta pequeña
joven nazarena.
Estaba bien plantearse estos interrogantes. ¿De
qué se trata? ¿Qué desea? ¿Qué querría decir
ese saludo?
Y Maria se puso muy atenta a lo que el ángel le
diría.