Orar con María, Orar a María

María, mediación materna

 

Fray Martín Irure, ofmcap.

 

Ambientación

  Sabemos que Jesucristo es el único mediador entre Dios y los hombres. Pero también, hay que decirlo, la mediación de María no empaña en nada la de Jesús. Más bien, la mediación de María la explica y la fomenta.

Lectura de la Palabra (1 Tim 2, 5-6)

Dios es único como único es también el mediador entre Dios y los hombres: un hombre, Jesucristo, que se entregó a sí mismo para redimir a todos.

Reflexión

Jesús, Hijo de Dios, quiso llegar hasta los hombres a través de la joven doncella de Nazaret.
Dios mismo se entregó a María, al darle a su propio Hijo.
María cooperó como nadie en la educación y crecimiento de Jesús, niño, adolescente y joven.
Ella lo concibió, le dio la luz, lo alimentó, lo cuidó.
Y ella, sobre todo, sintonizó plenamente con su proyecto de vida.
Entre Jesús y María se dio una corriente profunda de ideales y de obras,
de sentimientos y actitudes.
María, porque es Madre, es Mediadora. Hoy continúa su misión de mediación en la iglesia.

Ella actúa en nombre del Espíritu del Resucitado.
Ella participa como nadie de la única fuente, que es Cristo, único mediador.
La llamamos con otros nombres, que recuerdan su misión: Abogada, Auxiliadora, Merced...
Sólo en la fe y desde la fe, se entiende la mediación de María.
Por vocación especial, es la Madre de Dios.
Por su unión en la obra redentora, es la madre de la gracia,
que nos transforma y nos hace hijos de Dios.

Revisión de vida

- Cuando invocamos a María, ¿nos damos cuenta de que ella es nuestra mediadora?
- ¿Sabemos que intercede por nosotros ante Dios?
- La devoción a la Virgen ¿nos conduce a un amor más entregado a Dios y al prójimo?
- ¿Qué tiene que cambiar en la devoción a la Virgen de muchos cristianos?

Oremos al Señor

Escúchanos, Padre...

- Para que como María sigamos siempre a Jesús. Oremos.
- Para que la mediación de María nos haga vivir mejor el Evangelio. Oremos.
- Para que la mediación de María nos lleve a servir mejor a los demás. Oremos

Señor, Dios nuestro, que, por misterioso designio de tu providencia,
nos has dado el Autor de la gracia por medio de la Virgen María
y la has asociado a la obra de la redención humana, concédenos que ella
nos alcance la abundancia de la gracia y nos lleve al puerto de la salvación eterna.