Orar con María, Orar a María

María orante

 

Fray Martín Irure, ofmcap.

 

Ambientación

María transformaba en su interior la Palabra escuchada y acogida. Y la retornaba al Señor convertida en oración. A Dios escuchamos cuando oímos su Palabra. Y a Dios nos dirigimos cuando oramos.
La oración, el diálogo con Dios, se nutre de la fuente de la Sagrada Escritura. En ella, el Señor, se nos manifiesta, Y con ella nosotros oramos, nos comunicamos con el Señor, con sus mismas palabras.

Lectura de la Palabra (Mt 6, 5-8)

Dijo Jesús:
- Cuando oren, no sean como los hipócritas, a quienes le gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que los vea lo gente. Les aseguro que ya han recibido su recompensa.
Tú, cuando ores, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto; y tu padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Y al orar, no hables mucho como hacen los paganos, creyendo que Dios va a escuchar todo lo que hablaron. No sean como ellos, pues su Padre ya sabe lo que ustedes necesitan antes de que se lo pidan.


Reflexión

María, tan callada a lo largo de los Evangelios, abre su voz en expresiones
de glorificación y alabanza, de humildad, de fe y esperanza.
El “Magníficat” de María es el canto y la oración de los tiempos mesiánicos.
María convierte en oración la historia de su pueblo, la aflicción de los humildes,
su pequeñez y su tarea, la injusticia de los poderosos, el dolor de los oprimidos.
En la oración, María contempla y alaba las maravillas del Señor, derramadas en la humanidad, desde Abrahán hasta el final de los tiempos.

Todo en María se transforma en oración reconocida y agradecida.
María orante es modelo de oración para siempre.
En Caná intercede. En la montaña de Judá, alaba y salta de júbilo.
En Pentecostés acompaña a la pequeña Iglesia que ora.
Glorificada en los cielos, sigue su tarea de salvación, alabanza e intercesión.
María oró siempre: en Nazaret en el Calvario, en el silencio del hogar,
en la sinagoga, en familia y en visitas.
Al pie de la cruz, en gesto de oblación total.
En Pentecostés, en la esperanza del futuro, para la Iglesia.
María es orante, porque escucha siempre la Palabra de Dios.

Revisión de vida

- ¿Cómo entendemos nuestra oración? ¿Como un recitado de rezos, leídos o sabidos de memoria?
- ¿La Palabra de Dios es la fuente de donde extraemos nuestra oración?
- ¿Cuánto tiempo dedicamos cada día a la oración?
- En la oración, ¿a qué dedicamos más tiempo: a pedir, a dar gracias, a alabar?

Oremos al Señor

Te damos gracias, Padre...

- Porque en María nos presentas un modelo perfecto de oración. Oremos.
- Porque en María nos enseñas a orar desde y con la Palabra. Oremos.
- Porque en María tenemos acceso a la alabanza y a la acción de gracia. Oremos

Te damos gracias, Señor, Padre Santo, siempre y en todo lugar por Cristo, Señor nuestro.
Porque por tu inmensa bondad has dado a tu Iglesia,
a la Virgen María, como modelo del verdadero culto que tú mereces.
Ella, Virgen oyente, escucha con gozo tus palabras
y las medita en silencio en lo hondo de su corazón.
Ella, Virgen orante, ensalza tu misericordia con su cántico de alabanza,
intercede solícita por los novios en Caná y está unida a los apóstoles en su oración.
Por eso, te alabamos y te cantamos.