Orar con María, Orar a María

María, maestra en los caminos del Espíritu

 

Fray Martín Irure, ofmcap.

 

Ambientación

A María hemos de acercarnos para presentarle nuestras súplicas. Pero, sobre todo, a María hay que acercarse para contemplarla y copiar su estilo, su actitud y sus obras.
“La verdadera devoción a la Virgen – nos recuerda el Concilio Vaticano II - no consiste en un afecto estéril ni en una vana creencia, sino que procede de la fe verdadera, por la que somos conducidos a conocer la excelencia de la Madre de Dios y somos animados a un amor filial hacia nuestra Madre y a la imitación de sus virtudes” (LG 67).

Lectura de la Palabra (Jn 2, 1-5)

Tres días después, hubo una boda en Caná de Galilea. La madre de Jesús estaba invitada.
También lo estaban Jesús y sus discípulos. Se les acabó el vino, y entonces la madre de Jesús le dijo:
- No les queda vino.
Jesús le respondió:
- Mujer, no intervengas en mi vida; mi hora aún no ha llegado.
La Madre de Jesús dijo entonces a los que estaban sirviendo:
- Hagan lo que él les diga.


Reflexión

María no hace a sí misma el centro de las miradas ni de los afectos de los cristianos.
Ella nos señala siempre a Jesús, el Salvador: “Hagan lo que él les diga”.
María no se reserva para sí, celosamente, las alabanzas a ella tributadas.
“Proclama mi alma la grandeza del Señor”.

En su actitud orante, María es una maestra de espiritualidad para los cristianos.
Su alma y su espíritu, su estilo y su oración, han de enraizar en el corazón de los fieles.
Para alabar al Señor, dador de todo bien.

El “sí” de María es una lección perfecta para hacer de la vida un culto permanente
a la voluntad del Padre.
La veneración profunda a la Madre ha de convertirse en adoración al Hijo.
El amor ardiente a María ha de transformarse en entrega a la voluntad del Padre.
La oración fervorosa a María ha de traducirse en obra de servicio a los necesitados.

Los caminos de María se unen a los modos del Espíritu.
La esclava del Señor, por su confiada entrega al Señor,
se convierte en Espíritu, que fecunda milagrosamente la vida de María.

Revisión de vida

- La verdadera devoción a María ¿nos conduce a un acercamiento mayor al Señor?
- ¿Imitamos a María en su actitud de vivir y cumplir la voluntad de Dios?
- ¿Tratamos de copiar las virtudes de María, sobre todo, su fe y su amor?

Oremos al Señor

Te damos gracias, Padre...

- Porque en María diriges a ti toda nuestra vida. Oremos.
- Porque en María nos presentas un modelo perfecto de entrega a tu voluntad. Oremos.
- Porque en María nos das un ejemplo total de amor y servicio al prójimo. Oremos.

Te damos gracias, Padre, porque en María, la Virgen oferente,
nos das el modelo de vida evangélica, de quien nosotros aprendemos.
Con su inspiración nos enseña a amarte sobre todas las cosas.
Con su actitud nos invita a contemplar tu Palabra,
y con su corazón nos mueve a servir a los hermanos.
Por eso, te damos gracias y te cantamos.