Orar con María, Orar a María

María de la alegría

 

Fray Martín Irure, ofmcap.

 

Ambientación

Con frecuencia, el pueblo cristiano ve a María demasiado elevada, demasiado alejada de la vida normal y rutinaria. Todavía hoy, muchos cristianos rezan y recurren a María sólo para pedirle favores. Sin embargo, en el Evangelio María aparece con su estilo de vida sencillo y cercano, metida en las aventuras y desventuras de cualquier persona y familia de su tiempo y de su pueblo. El Evangelio resalta las actividades y actitudes básicas de María. Una de ellas, tal vez demasiado olvidada, es la alegría.

Lectura de la Palabra (Lc 1, 26-29 y 47)

Al sexto mes, envió Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una joven desposada con un hombre llamado José, de la descendencia de David; el nombre de la joven era María. El ángel entró donde estaba María y le dijo:
- Dios te salve (¡Alégrate!), llena de gracia, el Señor está contigo.


Reflexión

¡Alégrate, María! Así la saludó el ángel. ¡Alégrate, María, porque Dios ha puesto los ojos en ti!
¡Alégrate, María, porque estás llena de gracia!
¡Alégrate, María, porque el Dios del gozo quiere venir a ti!
¡Alégrate, María, porque el mismo Dios te colmará de alegría!
¡Alégrate, María, porque la Buena Noticia inundará de júbilo el mundo entero!

“No temas, María”. Dios te ha concedido su favor.
Nada de temores, cuando el Señor nos manifiesta su plan.
Nada de tristeza, cuando el Señor está con nosotros.
Nada de miedos, cuando el Señor de la vida supera la muerte por nosotros.
María lleva aprendida la lección de la alegría.
En la visita a Isabel, el niño salta de gozo en el vientre de su madre.
María, iluminada, prorrumpe en cánticos de gozo: “Se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador”.

Desde Dios y con Dios, todo es gozo para María.
La Iglesia cantará por los siglos a María: “Reina del cielo, alégrate.
Porque el que mereciste llevar en tu seno ha resucitado...¡Aleluya!
Ella, la causa de nuestra alegría.

Revisión de vida

- ¿Nos domina las tristezas? ¿Qué motivos tenemos?
- ¿Ponemos sinceramente nuestra vida y proyectos en las manos de Dios?
- ¿La alegría cristiana inunda nuestra vida?
- ¿Qué podemos hacer para consolar al triste, dar alegría al que no tiene?


Oremos al Señor

Escúchanos, Padre...

- Para que como María sintamos la alegría de saber que Dios nos ama. Oremos.
- Para que como María venzamos las penas con la alegría cristiana. Oremos.
- Para que como María sepamos comunicar a otros la alegría del Señor. Oremos.

Oh Dios que, por la encarnación de tu Hijo, has llenado el mundo de alegría,
concédenos, a los que veneramos a su Madre y nuestra, causa de nuestra alegría,
permanecer siempre en el camino de tus mandamientos,
para que nuestros corazones estén firmes en al verdadera alegría.