Orar con María, Orar a María

María de todos los pueblos

 

Fray Martín Irure, ofmcap.

 

Ambientación

  La Iglesia nació con la presencia de María en Pentecostés. Allí acudieron muchos pueblos, unidos en el lenguaje del Espíritu, el del amor. Desde entonces, María ha permanecido en el corazón del pueblo cristiano. El Evangelio, llevado y predicado por todo el mundo, ha pregonado la buena noticia, también de María. Y los pueblos, nacidos a la fe de la Pascua, han crecido con María en su corazón, en su plegaria y en su vida.

Lectura de la Palabra (Lc 1, 47-50)

María dijo:
- Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi Salvador, porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas la generaciones,
porque el Poderoso ha hecho oras grandes por mí:
su nombre es santo
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.


Reflexión

María se hizo peregrina de todos los caminos de la historia humana.
Todos los pueblos la llaman bienaventurada.
Acompañó a Jesús, su Hijo, por los caminos del Evangelio.

Al viento del Espíritu, María sigue recorriendo la geografía del Evangelio universal.

Anima a los discípulos, predicadores de la Buena Noticia.
Fortalece los primeros pasos de los nuevos cristianos.
Llega a todos los confines de la tierra, acompañando a los sembradores del Evangelio.
A María le quieren cerca los cristianos de todos los pueblos.
La geografía del Evangelio es también una geografía mariana.

Guadalupe la llaman los devotos mexicanos,
desde que se encontró con ella. Juan Diego en la colina de Tepeyac.

Cada pueblo le da su nombre. Cada región le da su apellido.
Cada cristiano le reserva un trono escondido en su interior.
Todos le quieren cerca, le nombran vecina y huésped.
La invitan a su propia casa. Y en el hogar le rezan ante el cuadro de María,
la de todos los pueblos.

¡Santa María de todos los países, Santa María de todos los pueblos, camina con nosotros
hasta el encuentro definitivo con tu Hijo glorificado, que es camino, verdad y vida!

Revisión de vida

- Al terminar esta oración con María, ¿hemos crecido en la verdadera devoción a ella?
- ¿Sentimos que esta devoción nos lleva a imitarle y, con ella, seguir mejor a Jesucristo?
- ¿Qué propósitos podemos hacer, personal y comunitariamente, para que nuestra vida se parezca un poco más a la de nuestra Madre, la Virgen María?

Oremos al Señor

Escúchanos, Padre...

- Para que como María vivamos mejor el mensaje del Evangelio. Oremos.
- Para que como María encontremos a Dios en el centro de nuestra existencia. Oremos.
- Para que como María seamos capaces de darnos a los demás, sobre todo, a los que más necesitan. Oremos.

Oh Dios, Padre de todos, que en la Virgen María nos ofreces el modelo y la fuerza
para seguir a Jesucristo, tu Hijo, concédenos, por su intercesión,
que la fe de nuestro pueblo no decaiga, sino que la ponga al servicio
de la justicia, de la paz y del amor.