La manifestación de Dios y María en la Familia

María Velázquez Dorantes

 

  Cuando se habla del núcleo familiar, no sólo sé remoto a un concepto sociológico que determina su desaparición sino que se encuentra al mismo tiempo inmerso en el núcleo religioso y en la capacidad de encontrar a Dios y a María en él.

Un Padre y una Madre son representantes de la divinidad del Creador y de María su represéntate como Madre.

La familia es el órgano de la manifestación de Dios y María como creación omnipotente, los papás son el ejemplo de enseñanza acerca de Dios y del conocimiento de la importancia que tiene María para la Iglesia Católica.

Un Padre debe actuar como Dios actúa con la humanidad, con el cariño necesario, los valores y con la capacidad de ser buen representante; una madre debe transmitir la bondad de María, la perseverancia con los hijos y establecer los lazos de comunicación y diálogo.

La familia es un punto de encuentro con la formación espiritual y es un punto de responsabilidad para todo católico acerca de la identificación de Dios y María.

Los padres como formadores de lo que intentan desaparecer deben luchar y tomarse de la mano de María como guía y de Dios como amparo para encontrar que verdaderamente la unión familiar es la manifestación Celestial.

Ningún hogar el olvido de Cristo, ningún hogar es descuido de María, ningún hogar es inadvertencia de Dios Padre, ningún hogar es omisión de Espíritu Santo, sólo se requiere de la voluntad para encontrarlos y ser llamados al corazón familiar, es lo único que verdaderamente esperan.

Porque dentro del silencio de la familia unidad está Dios, por en el mensaje a Cristo está María y ellos nunca fallan.

Poner la familia a disposición de la manifestación de Dios es aceptar que todo lo que se otorgará será añadidura y María siempre estará guardando su rebaño sagrado, que tanto le ha sido encomendado.