La Familia de Nazareth

 

 

 

Fundación Derecho a Nacer

 

 

Jesús nació en una familia conformada por María (la madre) y José (el padre). Se desarrolló como un niño cualquiera, en medio del trabajo de carpintería de su padre y de las labores domésticas de su madre.

Si nos detenemos un momento en la familia de Nazareth, encontramos:

La mamá: la Virgen María, una mujer amorosa ,tierna, cariñosa, comprensiva, preocupada por su hogar y por la formación de su hijo. Responsable, casta, pura, fiel, obediente, creyente, generosa, laboriosa, atenta, alegre, confiada, solidaria y humilde.

El papá: San José, un hombre trabajador, laborioso, activo, honesto, sereno, prudente, comprensivo, amoroso, casto y pendiente de cumplir con su hogar. Responsable, creyente, fiel, respetuoso, optimista, obediente y reflexivo.

El Hijo: Jesús, un hijo obediente, equilibrado, activo, trabajador, amoroso, disciplinado. Tan generoso que dio su vida por la humanidad. Inteligente, prudente, justo, honesto, puro humilde, tierno, sereno, fiel, reflexivo, recto, responsable y comprometido con su misión. Sincero, lleno de dones y de gracia. 

Vemos como a través del tiempo, el valor que representa la familia no cambia. Es una Institución natural donde se nace, crece y muere, y que tiene la mayor influencia en la vida de cada persona. La familia es donde surge la intimidad, la apertura al medio y la vivencia del amor entre sus miembros.

En el seno de la familia se desarrollan los valores y las virtudes que llevarán a cada uno de sus integrantes a evolucionar, a crecer, a estructurar hábitos, a madurar y proyectarse a lo espiritual, a Dios.

Por otra parte, la familia tiene peligrosos enemigos, en especial los medios de comunicación: radio, televisión, revistas, periódicos, Internet. También el trabajo de los esposos, que los lleva a caer en el activismo para satisfacer las necesidades de "consumismo". Esto lleva a que los padres abandonen el hogar, sean miembros ausentes. Los hijos, por su parte, al percibir esta falta de atención y cariño, buscan llenar esos vacíos con la moda, la droga, el alcohol , el sexo y otros antivalores.

Estos grandes enemigos han de ser combatidos con la calidad de la convivencia en las cortas horas compartidas en familia. Es decir, con la comunicación que es la base de la convivencia. Se aprende a aceptar y respetar los diferentes puntos de vista. Aumenta el conocimiento propio y del otro. Así mismo, se profundiza en los temas más íntimos de una persona; surge la amistad, la cual significa unión, confianza, seguridad y amor entre los miembros de una familia.

También se estructura la personalidad, que influye extensivamente en la sociedad. De ahí la importancia y el valor de la familia, que no está aislada, sino que está inmersa en un contexto que la influye, pero al cual, también, puede influir y afectar positiva o negativamente.

Si queremos una sociedad mejor, debemos formar familias virtuosas, con miembros ricos espiritualmente. De lo contrario, destruiremos la sociedad. 

Imitemos a la Familia de Nazareth, sigamos los pasos de María, José y Jesús, en ellos está la respuesta a los conflictos familiares.