La Virgen de Valllivana

 


Víctor Jarque Domingo, Capuchino 

 

 

La ciudad de Morella (Castellón de la Plana) acaba de celebrar en agosto pasado las solemnísimas fiestas del Sexenni (que sólo se celebran cada seis años) dedicadas a la Virgen de Vallivana en agradecimiento por la desaparición de la peste que en 1672 asoló la población. A causa de esta epidemia, los morellanos invocaron a la Virgen de Vallivana, traída desde su ermita, y las fiebres remitieron según la imagen de la Virgen iba recorriendo las calles de la ciudad.

Por esta razón, y a instancias de labradores y ganaderos, el Jurado y Justicias de la Villa hicieron el Voto de organizar un novenario de acción de gracias a la Virgen de Vallivana, de seis en seis años. Desde 1678, que fue la primera celebración, los morellanos han celebrado 51 edición del Sexenni de forma casi ininterrumpida.

Este año, según los organizadores, la participación ha sido extraordinaria, cifrándose la cantidad de unas 200.000 personas las que han tomado parte en los festejos junto a los poco más de dos mil morellanos.

EL PROPAGADOR ha sido testigo del espectacular adorno de las principales calles de la villa con tapices, medallones, columnas, gallardetes, cuadros, espejos, etc., alusivos a títulos y atributos marianos y a oficios y costumbres tradicionales de Morella; y hemos presenciado las danzas y desfiles que se han ido sucediendo cada mediodía durante las fiestas; hemos recorrido sus calles, convertidas en alegre y apretado río de gente, desde la puerta de San Mateo hasta el castillo, el convento de San Francisco, todo el recinto amurallado del siglo XV guarnecido por catorce torres y seis puertas fortificadas, la iglesia-basílica de Santa María la Mayor.

Así fueron los inicios de la historia y la leyenda de la Virgen de Vallivana. Hacia el año 1234, un año después de la conquista de Morella por el llamado “Rey Vasallo de la Virgen”, don Jaime I, el perro de un sencillo pastor ladra insistentemente en dirección a una cueva de la que surgen resplandores. Al acercarse el pastor se da cuenta que la luz procede de un cirio que ilumina una preciosa imagen en la que reconoce a la Madre de Dios. A los pies de la imagen encuentra también un pergamino que narra su historia, y una fuente.

Además de la intervención de la Virgen a favor de los morellanos apestados en 1672, se cuentan otros episodios, como los del 30 de mayo de 1845, cuando, tras el sitio de Morella por el general Espartero, fue descubierta la imagen en unas alforjas, entre los cadáveres de quienes habían muerto en el foso del “Portal dels Estudis”. En 1936, con el fin de que no sufriera ningún daño ni fuera profanada, el capellán, Francisco Masiá, la enterró, descubriéndola en 1939.

En 1960 se celebró la proclamación canónica del patronazgo de la Virgen de Vallivana sobre Morella y los pueblos de la comarca Els Ports por concesión pontificia. La primitiva ermita, fuera de la ciudad, se ha transformado en gran un santuario. Según la tradición, ilustres visitantes -como san Vicente Ferrer en 1410, o el Papa Luna en 1414 que acudió a una entrevista con el rey Fernando de Antequera- visitaron este lugar y se acogieron a la Virgen bajo el título de Nuestra Señora de Vallivana.

Fuente: El Propagador, Capuchinos, Valencia, España