Mujer promotora de la paz

Mons. Rómulo Emiliani, c.m.f.

 

Dice así la Palabra de Dios: "Apareció en el cielo una señal grandiosa, una mujer vestida del sol con la luna bajo los pies y en su cabeza una corona de doce estrellas. Está embarazada y grita de dolor, porque llegó su tiempo de dar a luz". 

Una mujer vestida del sol, la luna bajo los pies y una corona de doce estrellas, es una mujer muy especial, muy llena de Dios. Está embarazada y grita de dolor, o sea, que sufre y es que va a dar a luz: primer detalle importante. Los comentaristas bíblicos dicen que esta mujer representa a la Virgen María, a la Iglesia, a la mujer en general y a la tierra. Representa lo femenino.

"Apareció también otra señal, un enorme monstruo rojo como el fuego, que tenía siete cabezas, diez cuernos y una corona en cada cabeza". Siete cabezas: número bíblico perfecto. Un monstruo muy inteligente, muy astuto usando la cabeza para el mal, pero usándola bien. Siete cabezas: la perfección de la maldad, de la inteligencia usada para el mal. Sabe lo que está haciendo y lo hace con profundidad. Ese monstruo lleva siete coronas en sus cabezas, o sea, que hay poder. Tiene poder en el mundo: el poder de la maldad. Se mete por todas partes, se cuela por todos lados. Pero tiene diez cuernos que no es un número perfecto, es decir, su poder no es invencible. (Números perfectos bíblicos son el tres, el siete y el doce.) Su poder es limitado, aunque sea muy astuto e inteligente. Al final, serán derrotadas las tinieblas. 

"Y con la cola, barre un tercio de las estrellas del cielo precipitándolas a tierra". Barre un tercio de lo que es el universo haciendo que entre todo exista un tremendo caos. Es impresionante el poder de las tinieblas que quiere acabar con la creación de Dios. El mal trabaja las 24 horas. La prueba está en todos los negocios ilícitos que existen: desde el tráfico de armas y, por supuesto, hasta el negocio diabólico del narcotráfico, la prostitución infantil, pasando también por el espantoso crimen del aborto. Cantidad de clínicas que se dedican a este tremendo crimen enriqueciendo a gente que es, en verdad, asesina. 

El monstruo rojo como el fuego con su cola está destruyendo a la humanidad, tumbando la dignidad de la mujer. Y en la medida en que se acaba con la mujer, se acaba con la sociedad; porque la mujer es generadora de cultura, es el puente en todas las diferentes culturas indígenas, afro-americanas, inclusive las europeas antiguas y las asiáticas. La mujer ha sido siempre el vínculo entre lo antiguo y lo nuevo. La que transmite oralmente las creencias, la que enseña a hablar, a rezar. Si a la mujer se le amputa, se le arranca de raíz su memoria histórica y se le hace un ser que, simplemente, vive en el presente consumista y materialista, ya no transmite cultura, no transmite valores; sino, solamente, anti-valores. Si desde niña a la mujer se la va horadando, carcomiendo todo lo que es su dignidad y valor de mujer, entonces, ¿qué se logra con eso? Si ella es la que primero transmite los valores a los niños, entonces, la sociedad presente y futura va también perdiendo profundidad y fortaleza. Por eso, es que el monstruo rojo intenta acabar con la mujer quitándole su dignidad. 

Y también está acabando con la tierra, mediante la deforestación impresionante. Va por la humanidad que es preciosa y amada por Dios, creada por Dios. Así el monstruo rojo realmente ataca directamente al corazón de Dios y, por supuesto, a la Iglesia. Si el monstruo rojo acaba con la Iglesia, acaba con quien es la portadora de la voz de Dios en la historia. 

"El monstruo se detuvo delante de la mujer, que iba a dar a luz, para devorar a su hijo tan pronto como naciera". Allí está el acecho del diablo. Recuerden que la matanza en Belén era para matar al Niño y matar también a la Mujer. Matar a la Virgen. En Belén mueren mujeres y niños. En el fondo, el diablo quiere acabar con la mujer y, por ende, con la niñez. Es interesante la táctica diabólica, por eso, la defensa de la mujer es fundamental. 

"Y la mujer dio a luz a un varón que debe gobernar a todas las naciones con cetro de hierro". Y con Él, seremos siempre ¡INVENCIBLES!