Santa María Madre de la Reconciliación

Santuario de Angosto, PP Pasionistas, Vilanañe, Alava 

 

Rostro de MARÍA
"Ruega por nosotros"

Un Nuevo Año siempre despierta en nosotros ilusiones y "sueños" que nos "llaman" a más, a nuevas aventuras, a búsquedas que nos
entusiasman; y, también, crea en nosotros ciertos miedos, en forma de incógnitas, que nos interrogan y, a veces, nos paralizan porque sentimos que sobrepasan nuestras fuerzas y capacidades. Pero nos ponemos a caminar. De ahí que es bueno que los creyentes y seguidores de Jesús, también hoy y aquí, miremos a MARÍA, la Madre, al iniciar
una nueva etapa.

De hecho, con suma facilidad, descubrimos en nuestra existencia la ruptura, el desorden y la violencia, la enemistad o la guerra declarada. Los últimos meses nos hablan especialmente de estos
acontecimientos: aquí entre nosotros, y allí, a lo lejos, en tantos rincones de nuestro planeta, llamado "Tierra". Y entre esos eventos, surgen
también las búsquedas y las llamadas para superar esas situaciones.
Así, se oyen voces que piden caminar hacia la RECONCILIACIÓN.
Pero, al mismo tiempo, descubrimos que utilizando la misma palabra, los contenidos son muy diferentes, perversamente diferentes; al menos a eso "huelen" las "explicaciones" (cuando se dan).

Ante este cuadro, duro y realista, desde mi condición de creyente, elevo mis ojos y mi corazón, con su plegaria, a MARÍA, para descubrir en
Ella las "notas" que me ayuden a entender y vivir ese "CAMINO de la RECONCILIACIÓN". No pretendo "soluciones mágicas", pero sí dar con indicadores o señales que ayuden.

Lo primero que descubro es que en María se cumple y realiza el PROYECTO de Dios; esto es, el proyecto de una humanidad reconciliada. En esa historia compartida entre Dios y la humanidad,
descubrimos que la armonía y la relación se rompe en tantas ocasiones, porque el pueblo rompe la Alianza con suma facilidad, haciendo añicos las
experiencias más vitales de amistad y de mutua fidelidad.

Aquí es donde miro a María y su vida se me presenta en una armonía total, en paz profunda, marcada por el amor y en absoluta
disponibilidad, en entrega a los planes de Dios. Todas las "insinuaciones" evangélicas nos "hablan" de este dato: Ella es la "llena de gracia"; esto es, la que está plenamente en armonía en su interior
y en comunión perfecta con los proyectos de Dios y, de ese modo, ofrece su colaboración íntima en el plan salvador, al lado de Jesús.

Por eso, me resulta su figura profundamente sugerente y una invitación constante a desear y trabajar con ahínco la reconciliación y la armonía, que es calidad de vida y de fe, sea a nivel personal, familiar, social o eclesial, Porque, indefectiblemente, si asumo su estilo, mi vida y
mis actitudes a la hora de ver, de amar y de actuar se irán forjando según ese proyecto de Dios, que es un proyecto de reconciliación, de encuentro y de armonía. De ahí la hermosa insinuación que Ella nos propone y anima de tantas formas, como lo saben realizar las madres.

Que nuestra mirada creyente, nuestra plegaria confiada, filial y humilde a la Madre, nos mantenga, a lo largo del 2004, en esa constante lucha por
hacer posible, en cada situación y circunstancia, ese "ÁMBITO de encuentro y reconciliación" siendo muy conscientes de que nuestra tarea es "crear ámbitos"; simplemente, posibilitar encuentros que ofrezcan marcos para conseguir el objetivo.

¡Dichosas las personas RECONCILIADAS,
porque serán creadores de ámbitos de paz y de armonía!

¡Que la Madre nos acompañe en esta labor!