Santa María del "Angelus"

Santuario de Angosto, PP Pasionistas, Vilanañe, Alava 

 

Hace una temporada, participando y animando un numeroso grupo de personas en unos días de oración y silencio, les propuse, -para "despertar el corazón" al comienzo del día-, el rezo de
ANGELUS. ¡Casi fue una sorpresa, una especie de sopetón!
Bastantes ni sabían lo que era; para otras personas no entraba en su dinámica habitual. Fue necesaria una "pequeña catequesis" como introducción; luego, el rezo comunitario o personal haría el resto.
Y... ¡así fue!

Personalmente, hace tiempo descubrí que esta bella oración era un modo muy especial para "despertar el corazón" a las mejores realidades, a lo nuclear de nuestra fe y de nuestro caminar cristiano. Por eso, hoy me atrevo a ofreceros estas
"insinuaciones" para que -si queréis-, comencéis el día con esta plegaria, cargada de contenido. Tantas generaciones de creyentes han iniciado el día con esta hermosa confesión de fe y han terminado la jornada con la misma. ¡Por algo será!

- "El ángel del Señor anunció a María;
- y concebió por obra del Espíritu Santo".


Lo esperado con intensidad durante siglos, ahora se proclama ya hecho realidad. El "ángel", siempre portador de buenas noticias de parte de Dios, también en esta ocasión, es presencia de
Dios. MARÍA es la criatura a quien Dios se dirige con su mensaje. El "Espíritu" es el artífice de eso grande y hermoso que acontece y que, a la lógica humana, se le escapa. ¡Algo increíble está sucediendo! Y así lo entiende el corazón creyente: el misterio y la historia de amor de Dios se hace cercano y se anuncia.
Y... ¡con qué fuerza! Las "viejas" promesas dejan de serlo, para ofrecer, en plenitud, lo que Dios había ofrecido a través de los tiempos. Es el Espíritu del mismo Dios el que toma la iniciativa en la NUEVA CREACIÓN. ¡Así es Dios...!

- "He aquí la esclava del Señor,
- hágase en mí según tu palabra".


Es la respuesta de María a la propuesta de Dios. ¡Qué magnífico y maravilloso! Dios busca la colaboración humana para llevar a cabo su plan de salvación; y una muchacha, de un pueblo insignificante, Nazaret, se presta a cooperar con el plan de Dios. No le importa ser su "sierva", porque está segura de que este "Señor" no va a degradar su condición, sino que -al contrario- la va
a agrandar: "desde ahora me felicitarán todas las
generaciones...", rezará en el cántico del Magnificat, expresión bellísima y síntesis de fe para las generaciones futuras. Es la aportación humana al proyecto de Dios. Y es que Dios no lleva
adelante su plan "por encima de..."; al contrario, desea y busca la cooperación humana, desde la plena libertad. Y, aquí, MARÍA se entrega sin condiciones.

-
"Y el Verbo se hizo carne,
- y acampó entre nosotros"


¡Lo que faltaba! Dios mismo asume la condición humana: ¡Grande y frágil, al mismo tiempo! ¡Cercano y tangible para los que le buscan! ¡Caminante y hermano, para siempre!

Sencillamente, la afirmación "acampó" ("plantó su tienda") es la afirmación más descomunal que se puede hacer y que hace nuestra fe cristiana, y que ninguna otra religión se ha osado a realizar. Es mucho afirmar y proclamar: la fragilidad de nuestra
existencia, forma parte de Dios mismo, porque... ¡asume nuestra condición limitada! Hermoso y grande, al mismo tiempo.

Muchas y hermosas expresiones de una fe viva contiene esta plegaria, que -por desgracia- tantas veces, en nuestras comunidades, se reza de forma rutinaria y cansina. ¡Una verdadera pena! Pero, en verdad, que esta oración, cada mañana, es suficiente para "despertar nuestro corazón" de creyentes. Os animo a rezarla y a aprenderla de memoria. Y después de cada una de las afirmaciones, una AVE MARIA que completa y expresa lo mejor de nuestra fe. ¡Feliz mes en torno a María, con el rezo del ANGELUS!