María, compañera de nuestros caminos

Santuario de Angosto, PP Pasionistas, Vilanañe, Alava, España

 

“Un hombre es uno solo y es dura la vida,
dos juntos caminando avanzan mejor;
un hombre sin amigos está sin apoyos,
y para sostenerse hacen falta dos”

He recordado este canto que, en tantas convivencias, he enseñado a muchos grupos. En aquellos momentos expresábamos la necesidad vital de una “mano amiga” para caminar por la vida. Fue una toma de conciencia fuerte de la necesidad de la amistad y de una relación entrañable en nuestras vidas. Hoy, al asomarnos al nuevo curso escolar y pastoral, he recordado aquel momento, pero además he sentido la fuerza con que María, la Madre, nos anima a VIVIR y a EDUCAR esta misma realidad.

En la contemplación de su vida y en los detalles que nos ofrecen los Evangelios, (sólo unas pinceladas, pero muy significativas), nos presentan
una sensibilidad especial en María. Su visita a Isabel y los servicios prestados durante unos meses; su presencia en las bodas de Caná y su cercanía para con aquella pareja joven; su presencia en la Primera Comunidad, siendo el corazón creyente en medio de aquel grupo desesperanzado y
confundido, sin duda alguna, nos “hablan” de esa COMPAÑÍA maternal y tierna de María.

Soy consciente de que estos pasajes son fundamentalmente teológicos, pero creo que no dejan de mostrarnos algo vital y hermoso: María, desde los comienzos, ha sido vista y sentida por la Comunidad Cristiana como COMPAÑERA fiel y maternal. Y así ha sido invocada y vivida por
tantas generaciones de creyentes. Éste es un dato innegable.

Y en esa vivencia creyente a través de la historia, María es sentida y percibida como modelo de fidelidad, de entrega total, de apertura y de
sensibilidad. Es, pues, bueno tomar conciencia, -una vez más-, de estas grandes lecciones y volver a experimentar la COMPAÑÍA de esta Madre
creyente. Educar en esos valores, sigue siendo un inmenso DESAFÍO para quienes nos sentimos continuadores de la tarea de Jesús, en
compañía de la Madre. Ojalá volvamos a asumir, hoy, esta tarea en nuestros planteamientos y acciones de todo tipo, porque sería el mejor homenaje a la Madre.

¡Feliz vivencia de su cercanía y compañía!

“Oh Dios y Padre de Amor, que hiciste al hombre y le diste un corazón para amar, concédenos conocer en profundidad el significado del amor, de modo que vivamos una amistad filial y entrañable, a ejemplo de María, la Madre, experimentando siempre su compañía. Amén”.