María, "Madre de la Iglesia"

Santuario de Angosto, PP Pasionistas, Vilanañe, Alava, España

 

En este mes de mayo, la Comunidad Cristiana camina en la Pascua, tiempo de
NOVEDAD y de GOZO, de Encuentro, de Presencia NUEVA del Señor Jesús,
Resucitado. Y aquí está también la MADRE, María, en este mes de las Flores
(tradicionalmente), pero –sobre todo- la siento y la descubro como MADRE de
la Comunidad de Jesús, de la Iglesia, inmensa tarea y misión que ha recibido
allí, al pie de la Cruz, cuando expiraba su Hijo amado.

El Papa Pablo VI, en al clausura de la tercera etapa del Concilio Vaticano II, el
año 1964, pronunciaba aquellas palabras tan significativas y que el pueblo
creyente ya le atribuía acertadamente a María, la Madre: "Para gloria de la
Virgen y consuelo nuestro, proclamamos a María Santísima, Madre de la
Iglesia, es decir, Madre de todo el Pueblo de Dios, fieles y pastores que la
llaman Madre amorosa, y queremos que de ahora en adelante sea honrada e
invocada por todo el pueblo cristiano con este gratísimo título".

Ahí está la proclamación, solemne y hermosa y que recogía las intuiciones del
corazón creyente a través de los tiempos. Nosotros, seguiremos repitiendo y
tomando conciencia cada día de estas grandes intuiciones del corazón
creyente, que ha sentido y experimentado esa presencia maternal de María en
todo el proceso de la fe. Todo arranca de aquella anotación del autor de los
Hechos de los Apóstoles: "Todos ellos perseveraban unánimes en la oración,
con las mujeres, además de María la Madre de Jesús" (Hech 1, 14). Ella está
ahí, ejerciendo su presencia MATERNAL ya desde los orígenes de esa
NUEVA FAMILIA que se crea en torno a Jesús y su Proyecto (Mc 3, 31-35). En
esta nueva realidad, Ella va a tener un papel tan significativo como real.

Esa Iglesia de Jesús, que se está iniciando y abriéndose camino, de forma muy
especial en torno a la fiesta de Pentecostés, va a profundizar en su vivencia y
en la toma de conciencia de su misión, como ya lo había recibido del mismo
Señor: "Id por todo el mundo... y anunciad". En estos días, lo va a experimentar
de forma singular y especial. Y ahí está la Madre, en medio, asumiendo con
sus nuevos hijos, esta tarea y quehacer. Ella con su protección maternal,
indicando siempre el camino que lleva a Jesús; sus hijos, anunciando esa Buena
Noticia para el mundo: "Id... anunciad", toda una tarea.

Que en torno a esta fiesta y al envío que significa y supone, cada uno de nosotros
experimentemos el ánimo de la Madre y el empuje que Ella nos ofrece para
vivir anunciando, con aquella fuerza con que lo hizo el Espíritu en aquellos
primeros seguidores del Señor Jesús.


Plegaria filial

María:
Dios, el Padre bueno,
te llamó a una gran vocación:
a ser la Madre de Jesús.
Jesús mismo convirtió esa vocación en universal
para abarcar al NUEVO PUEBLO de Dios.

Madre, tu servicio continúa
a favor de cuantos queremos seguir a Jesús, tu Hijo.
Por eso, te pedimos
ser miembros vivos dentro de la Comunidad,
vivir la fe y repartir esperanza y amor
a todos los hermanos en Cristo. Amén.


SANTA MARÍA, "Madre de la Iglesia",
ruega por nosotros.