María, modelo de Madre y Mujer

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En este Mes de María 2003, los invitamos a reflexionar sobre el modelo siempre actual que representa la Virgen como madre y mujer.

En nuestro tiempo, no se valora suficientemente la maternidad. El exceso de trabajo, la búsqueda del éxito y del desarrollo profesional y personal, la ubican entre las últimas prioridades entre los matrimonios jóvenes.

El último censo nos entregó datos reveladores sobre la mujer y la maternidad. Entre 1992 y 2002 se produjo un fuerte aumento en el porcentaje de mujeres trabajadoras (de 29.5% a 35.6%). Asimismo, disminuyó el número promedio de hijos por mujer: hace 10 años eran 2.39, hoy son 2.16. La tasa de natalidad, hace una década, había caído de 2,05 % anual a un 1,56, y ahora es de sólo 1,2. %.

Es una realidad que la maternidad, especialmente entre los matrimonios jóvenes, no es una prioridad. Según Elizabeth Bunster, asistente social y presidenta del Movimiento Mundial de Madres, la maternidad se ve enfrentada hoy a un conflicto de interés que tiene relación con la forma en que la mujer asume su proyecto de vida, su desarrollo profesional y personal, y cómo es capaz de compatibilizarlo con su rol de madre. “De alguna manera –señala la profesional– la sociedad actual no sólo discrimina a la mujer, sino que provoca que la maternidad sea mirada, incluso por la propia mujer, como un estado no deseado”. 

MATERNIDAD ¿UN CASTIGO?

Elizabeth Bunster explica que “una de las cosas que más le cuesta a la sociedad actual, es unir los intereses económicos, el desarrollo del país, con el aporte que hace la mujer al entregar nuevos hijos, nuevos ciudadanos a la sociedad. Al no comprenderse económicamente ese aspecto, la mujer queda en inferioridad de condiciones, se le discrimina en lo laboral. Sus planes de cobertura de salud, por ejemplo, son castigados por el solo hecho de estar en edad fértil. En algunas empresas prefieren no contratar a mujeres que probablemente se puedan embarazar. Es decir, una mujer que puede ser madre, para muchos es un peligro y un riesgo económico”. 

La religiosa Marcela Altamirano, de la Congregación Siervas de María Inmaculada, opina que en la actualidad se “habla mucho de la realización y desarrollo personal, se ha ido creando un tremendo egocentrismo e individualismo en algunas mujeres, por lo que se ha perdido ese sentido de entrega y renuncia que se vive en la maternidad”.

“Las mujeres –agrega la religiosa- hemos sido creadas por Dios para tener una vida en nuestro ser, para defenderla y para luchar por ella. Eso es lo que hace la Virgen María y es lo que estamos llamadas a hacer nosotras también”.

La hermana Marcela Altamirano afirma que en este momento, se aducen muchos pretextos para disminuir la maternidad o para estar menos tiempo con los hijos. “El trabajar fuera de la casa no creo que se oponga a la maternidad, hay que hacer compatible el deseo de desarrollarse profesional y personalmente con la crianza de los hijos, responsabilidad que es de la madre y también del padre”.

Acerca de lo mismo, Elizabeth Bunster aclara que ante las enormes dificultades y exigencias que presenta la sociedad actual, es fundamental “destacar el aporte de la mujer- madre, a la cultura. Defenderla en su rol de madre, que de alguna manera se ha visto un poco dañado por una visión materialista que reina en medio de nosotros”. 

AUSENCIA SIN RESENTIMIENTO

En relación a la inserción de la mujer al trabajo -que en la actualidad es una realidad muy importante-, la psicología ha tratado de buscar pistas que la ayuden a vivir la maternidad sin los sentimientos de culpa por “el abandono” de los hijos. Según la sicóloga María Ester Jofré, el vínculo afectivo que une a la madre con el hijo es vital desde la gestación y debe mantenerse a lo largo del tiempo, especialmente en los primeros años de vida. “Si ese vínculo se rompe bruscamente aparecen alteraciones emocionales en el niño”, señala la profesional. Por esa razón, agrega, es que antes de que ocurra el proceso de separación, por motivos de trabajo, “es necesario establecer una relación íntima, cálida y continua, en la que ambos –madre e hijo- encuentren alegría y satisfacción”.

A su vez, Elizabeth Bunster cree que “el vínculo afectivo pasa a ser la base del resto de los recursos y herramientas que va recibiendo y proyectando el ser humano en su proceso de vida. Si esta primera base, que es la afectividad y que sólo se establece en este vínculo íntimo entre la madre y el hijo –y que por lo general se hace más necesaria hasta los tres años de vida del niño–, no se produce, va a tener grandes carencias, que se manifestarán en sus relaciones de adulto”.

Por su parte, el hermano Marista, Aquilino de Pedro, sostiene que “la mujer está llamada a introducir en el mundo los valores que la enriquecen y que hoy están disminuidos. De ella hemos de esperar una contribución fuerte en la cultura del amor, de la paz y de la fe”.

Oh María durante este bello mes...

El sábado 8 de noviembre se inicia el Mes de María 2003 que culmina con la festividad de la Inmaculada Concepción, el 8 de diciembre. Esta hermosa tradición la trajo al país, a fines del siglo XIX, Monseñor Joaquín Larraín Gandarillas, desde Europa, donde se reza en el mes de mayo. 

Unámonos en oración en torno a la Virgen María en este mes bendito. Reunámonos en familia, con nuestros vecinos, compañeros de estudio o trabajo, en las comunidades, parroquias, capillas, hospitales, etc.

En el portal www.iglesia.cl , usted encontrará las oraciones del Mes de María, cánticos y reflexiones para cada día.

MARÍA, MADRE SIEMPRE

La hermana Marcela Altamirano manifiesta que, aunque cambien las características culturales, sociales y económicas de nuestra sociedad, “la mujer siempre sigue siendo mujer. Por lo tanto, los valores encarnados en la figura de la Virgen María están siempre vigentes, principalmente por esta invitación de Dios a dar vida”.

Agrega que la Virgen María “es lo máximo en femineidad. Es un himno vivo de la dignidad de toda mujer y de la grandeza de su vocación, tanto como esposa y madre”.

En esta perspectiva, señala que si contemplamos las Sagradas Escrituras, vemos que la Virgen María es una mujer generosa, comprometida, solidaria. Otro valor de la maternidad de María –señala– es que “es una mujer que dialoga, que deja que su hijo le responda libremente y tenga su propio pensamiento. Así ocurre cuando a los 12 años se pierden en el templo”. 

Otro aspecto muy importante es que María deja que su Hijo crezca y se independice: “Ella tiene conciencia que su maternidad es un don de Dios, pero es un don para dar al mundo a su hijo, de manera que pueda cumplir su misión. “En este sentido, la Virgen es un ejemplo de una generosidad inmensa hacia su hijo”.

“Para vivir la maternidad en la actualidad, como lo hizo María, se requiere de una actitud como la que tenía la Virgen, de sentirse pobre, sencilla y creer que su maternidad es irrenunciable. Se necesita mucha generosidad”, afirma la religiosa.
SD

Fuente: Revista Iglesia