“Santa María, Madre de Dios. Ruega por nosotros pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte” (Avemaría)

Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

Comentario: Tras los sueños de san Juan Bosco sobre la Virgen María, comienzo esta intimidad con la Virgen mediante las palabras que cada día rezas al final del Avemaría.

Te habrás persuadido de que es una plegaria que sale del corazón. Quien más quien menos- aunque piense poco en la muerte- sabe de antemano que ha nacido, ha vivido y terminará con el paso de la muerte para otra nueva vida. Es en estos momentos claves en tu historia personal, cuando la invocas para que te proteja.

Todos, a lo largo de nuestra peregrinación por este mundo, hemos sentido el zarpazo del pecado, de las malas acciones que hemos cometido. Somos débiles. Y desde nuestra debilidad le rogamos a la Madre de Dios que interceda por nosotros en los últimos instantes de nuestra vida.

Un joven, poco antes de expirar tras un accidente de moto, decía a cuantos le rodeaban: Dejadme tranquilo con mi madre del cielo. En estos instantes es a ella a quien busco con mayor interés. Es ella la que , de verdad, me puede ayudar en mi destino final: el encuentro con el Padre.

Y recogido en su lecho, y sólo- a petición personal- oraba con insistencia estas palabras aprendidas desde pequeño. Los familiares lo dejaron en paz. Y poco antes de dar el último aliento, los llamó, los besó y les dijo a cada uno: Haced siempre el bien en la vida. En este momento, sólo cuenta haber hecho buenas obras. Va a ser la materia del examen de toda mi vida. Y quiero que sea la Virgen la que me presente al Padre para, con su amor, interceda por mí.

Los amigos y familiares, conmovidos, entrecortaban sus lloros. El los sintió. Y, sin dudar lo más mínimo, les dijo: Sé que me queréis, pero ella me quiere ahora mucho más. Adiós. No me pongáis flores en la tumba, sino decid por mi esta oración:

Oración: Señor, por medio de tu Madre la Virgen, te rogamos que nuestro hijo sea recibido en tu vida nueva y eterna. Haz que pensemos más en ella y que este pensamiento nos haga vivir mucho más unidos a ti y a cuantos necesitan de una humanidad mejor, empezando por nuestra propia familia. Amén.