¡Todas las generaciones te llamarán bienaventurada¡ 

Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

Texto: “Retírense los vanidosos que tienen miedo de que hagamos demasiado honor a la Virgen. Ella es digna de todo el honor que pertenece a la pura criatura, tanto espiritual como corporal. Los que no son abortos del cristianismo, sino que pertenecen a la verdadera generación de Jesucristo, aman a esta Señota, la honran y la alaban en todo y por todo: Todas las generaciones la llamarán bienaventurada” San Francisco de Sales, Sermón de Pentecostés).

Comentario: La vanidad de alguna gente es tan grande que no tienen recto juicio a la hora de honrar a la Virgen. Muchas veces es por simple soberbia: no admiten que una criatura tan especial como la Virgen sea la madre de Jesús. Otros, sumidos en el mundo de los desórdenes, no se sienten cómodos ante el espejo intachable de alguien que les recrimina con su sola, presencia, sus acciones indignas.

Algunos más, llevados por la alta consideración de sus ponderaciones ante la opinión pública, se confiesan agnósticos para, de este modo, seguir la moda reinante.

Me gustaría, Virgen María, que leyeran despacio las palabras de tu hijo Bernardo de Claraval, para que se dieran cuenta que él, sin ser menos inteligente que ellos, supo amarte y tributarte todos los honores y alabanzas que te son debidas por ser la madre de Jesús.

Son, cuesta decirlo, abortos que no han tenido la suerte de ver la luz de la fe. Y sin ella, no se puede llegar a la alabanza que nace en el corazón alumbrado por el firmamento de tu actitud ante las cosas de Dios.

María, soy de esta generación de comienzos del siglo XXI, y como dijiste en tu cántico, me considero- dentro de mi humildad- uno más de esa cadena infinita que te llamo bienaventurada.

Ante tu mundo, ahora que estoy solo en la capilla orando y meditando ante tu figura, no pintan nada los orgullosos y soberbios. Su único “dios” es el vientre y los halagos que le tributan aquellos que pueden sacar algún fruto monetario de sus relaciones.

Oración: María, te alabo, te bendigo, te canto y te digo que el gozo me llega muy hondo al saber que soy sólo una pequeña parte de la humanidad que te honra con todo su corazón.