“María aprecia la realidad, no la apariencia” (D. Bosco).

Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

Comentario: D. Bosco, el gran educador y director espiritual de las almas de los jóvenes, no cesaba en sus diarios encuentros con ellos, de insistirles que la verdadera devoción a María Auxiliadora se basa en su realidad concreta de sus vidas. El los conocía muy bien. Por ellos gastó su vida entera. Le bastaba que alguien fuera joven para amarlo a fondo perdido por el amor a Dios.

Con tanta fuerza y convicción les hablaba de su propia experiencia que no fueron pocos los alumnos que llegaron a la santidad desde su misma fundación salesiana.

Le solía decir que la Virgen estaba encantada con ellos. Y este atractivo de la Señor por cada joven provenía de que la sentían, la vivían y era para ellos el consuelo, el refugio (no la huida) de sus problemas y de sus inmensas alegrías.

Algo fundamental quería que supieran: La apariencia es el aspecto falso que dais de vosotros mismos a los demás. La gente rica, que veis que trato en mis cartas y en mi trato, cuando me ven tan pobre, se quedan intrigadas. Intriga que nace en ellos y ellas porque piensan que el buen vestir, el buen comer y el poder son los valores que cuentan en esta sociedad.

Le suelo decir- igual que a vosotros- que lo que vale, vale. La apariencia- si no tiene los cimientos de grandes valores- es la mayor engañifla que un ser humano puede manifestar a los demás de sí.

¿Quién eres?, le preguntaron un día a uno de sus alumnos. Y respondió: Soy del colegio de D. Bosco. Ya se ve. Eres pobre pero tu apariencia es de total alegría.

Oración: María Auxiliadora, haz que en mi vida de hoy me manifieste tal y como soy. Fuera de mí toda apariencia falsa. Debo ser quien soy y no lo que aparento. Como tú, Madre Virgen. Gracias.