Contempla y admira su grandeza...

Padre Felipe Santos Campaña SDB


Texto:
“Di todos los días, alma mía, alabanzas a la Virgen; honra sus fiestas y sus acciones maravillosas- Contempla y admira su grandeza, cuenta la felicidad de la Madre, di la felicidad a la Virgen” (San Anselmo).

Comentario: Me encantan estas palabras de un himno del siglo XII, “Omni Die” porque encierran la verdad sublime con la que me levanto y me acuesto. Sí, es verdad, comenta Carmen,

Cuando el día amanece o por la tarde la sombra anega la tierra, me dirijo a mi Virgen querida con cantos y piropos que salen de mi corazón con toda espontaneidad. Me extraña un montón de que la gente me diga: “Chica, yo no sé rezar o se me han olvidado las oraciones”. Bah!, le suelo decir: ¿se os ha agotado el amor del corazón? No, ni hablar, me contestan.

Pues ahí está la fuente de la oración. Imagino que toda joven siente un inmenso placer cuando ve a su amigo. Naturalmente. Pues ese mismo sentimiento más acentuado aún es el que siente la Virgen cuando cada día, al principio y al final, te diriges a ella con cánticos y alabanzas por las maravillas que hace en ti, aunque no te des ni cuenta.

Más gozo experimenta su corazón y el tuyo en contacto con el suyo cuando la alabas, bendices y le dices cosas bellas que cuando piensas en ella tan sólo para pedirle favores.

Muchos días me quedo simplemente mirándola una y otra vez hasta tanto me dejo cautivar por su mirada en mi. Y, aunque no me sienta muy inspirada, termino- al cabo de un rato- por verla y decirle lo que más me gusta. Sé que siempre me oye. Es la misma intimidad personificada. Y si no, me quedo absorta ante ella meditando la palabra “fe-li-ci-dad”.

Oración: María, mi gloria y mi alabanza. Gracias por este nuevo día o esta noche. Por todo me siento agradecida contigo. Bajo este inmenso cielo, en el silencio y en la soledad, te digo con toda mi alma las palabras del himno. Haz que te honre cada día y, de esta manera, el pecado no haga presa de mí, sino que camine durante la jornada envuelta en el esplendor de tus maravillas. Quiero abrazarte con mi corazón y tratarte como mi madre, amiga y confidente. Gracias.