¿ Qué son mis dolores comparados con los tuyos Madre ?

Padre Felipe Santos Campaña SDB

 

Texto: “¿Por qué, oh alma mía, no has sufrido con la Virgen casta, su Madre tan digna, mi Madre tan bondadosa?” (San Anselmo, siglo XIII).

Comentario: María, hoy te traigo a tus plantas mi sufrimiento. Y cuando te veo tan cercana, me pregunto: ¿Qué es el mío en comparación con el tuyo? Pienso que eres Madre de todos los hombres. Y ya ves lo que hay en la tierra: guerras, desobediencia, orgullo, abandono de los pobres, matanza de niños, abuso de su inocencia...

Todos estos dolores sacuden el alma de estremecimiento. No se siente uno a gusto con estas injusticias y padecimientos de los inocentes y desfavorecidos, es decir, de los preferidos de tu Hijo. Por más que luchamos por implantar el reino de Jesús, la gente que abusa de su libertad, se convierte- en muchas ocasiones- en la todopoderosa de este mundo sacudido por los estragos del mal.

Quisiera, como me comenta un amigo misionero, ser entre la gente una ser que repartiera a manos llenas no solamente el dinero y el bienestar, sino y sobre todo, el bien espiritual cuya enfermedad es, sin duda, el causante de los muchos males que asolan la faz de la tierra.

Madre, ¡claro que sufriste en tu alma y espíritu, la injusticia llevada a cabo con tu Hijo! No me cabe la menor duda. Por eso, al contemplar tu dulce mirada y tu aspecto de paz, se me enciende el alma de coraje para hacer el bien que esté en mis manos, unidas siempre a las tuyas.

Pero, como siempre, quiero que mi presencia ante ti no sea una retahíla de lamentos, sino un ramillete de buenos deseos que, ante tu bondad de Madre, sabes llenarlos de entusiasmo y de una nueva alegría.

Oración: María del buen dolor. Quisiera que toda mi jornada fuera una ofrenda por los que sufren la injusticia en este mundo; una ofrenda en tu presencia amada, en tu presencia transformadora, en tu presencia que me estimula a vivir estos años tan unido a ti que, desde tu mirada, comprenda y esté muy cerca del que sufre. Gracias, María.